– III –
.IGNACIO COLL.
La Obra
“En la vida, toda adivinanza, tiene por respuesta, otra adivinanza”.
Jaime Barylko, David Rey.
La hermana de su mamá – que a su vez es hermana de la mamá de mi amiga, que también tiene un hermano que después tuvo hijos y son ahora primos de mis propios hijos – está casada con el hermano de mi abuela, que a su vez tenía otro hermano que estaba casado con la prima de mi papá. Es amigo de mis primos, primo quizás, de algún amigo, conocido de siempre y desde siempre querido.
Nacho se transporta en un péndulo, y lleva en su mano un pincel. No es lo mismo que viajar en auto, o trasladarse a pie. Un péndulo es acaso, mucho más complejo que un tren.
Quien coincida en la movilidad, sabrá por experiencia, que no es posible bajarse de él.
En dominarlo, está el asunto,
En hacerlo con gracia, la dificultad,
Encontrar los matices, deviene en belleza,
De nunca traicionarse, nace la bondad.
12 PREGUNTAS
1. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos en relación al arte?
Siempre tuve facilidad y gusto por pintar; desde muy chico.
Tengo el recuerdo de llegar a la casa de mi abuelo que tenía su taller, lleno de cuadros de él; que mi abuelo fuera pintor, era algo muy lindo para mí.
En mis momentos de ocio, siempre agarraba un lápiz y dibujaba. En el colegio zafaba de las clases porque me pedían que haga carteleras para las fechas patrias y actos escolares.
En el secundario empecé a tomar clases con mi tío Julio que era profesor. El sí estudio Bellas Artes, y fue un artista conocido. Fue un gran acuarelista.
Nunca tuve el dilema de si estudiar o no Bellas Artes. Lo veía como algo pintoresco pero en mi casa no era una opción, a pesar de que mi abuelo era pintor. Siempre creí que tenía que aprender a pintar, buscar quien me enseñe, pero siempre lo pensé como algo complementario.
¿Por qué crees que fue así?
En mi casa, nunca me fomentaron el arte; ni nació de mí la inquietud seria… de pensar que pudiera ser una opción de vida. Quizás porque la bohemia como bohemia, me asustaba un poco, o en una educación tan estructurada, no cabía esa posibilidad. Era una pieza que no encajaba. Probablemente, si en aquel momento hubiera conocido grupos que si conocí después, quizás hubiera sido distinto… En ese entonces, simplemente me divertía, me gustaba y lo hacía. Tenía un interés innato y gusto por la pintura; que hacía que vaya a la casa de mis amigos y mire detenidamente los cuadros, que no era lo más común… yo tenía esa fascinación de ver los cuadros y sus pinceladas.
¿Qué estudiaste al final?
Estudié ingeniería industrial, me recibí… y lo hice bastante bien. Mis trabajos – todos – son productos de mi carrera. Además lo hice con bastante esfuerzo, porque no teníamos una posición económica holgada. Lo hice mientras trabajaba.
Siempre me esforcé para hacer lo mejor que podía en lo que me tocaba hacer. Estaba becado asique tenía que estudiar para tener buenas notas, y trabajaba… con lo cual el ingeniero, o el práctico, le ganó la pulseada al bohemio.
En algún momento tuve otros planteos vocacionales, de tipo religioso, fue un recorrido largo de discernimiento. Y eso sí, fue disruptivo. Era un llamado de algo superior. Pero finalmente creí que no estaba siendo llamado para ese tipo de vida.
¿Este aspecto más práctico, más pragmático, lo disfrutas?
Trabajé en empresas realmente buenas y disfrute mucho mis trabajos. Mi profesión es una carrera bastante amplia, con una posibilidad de un futuro muy abierto, que tenía que ver con la administración de recursos. No es que sienta una vocación específica hacia la ingeniería, pero lo que hago lo hago de manera apasionada… lo mejor que puedo.
En el devenir de mi trabajo, fui descubriendo otras cosas, otras facetas. Mi trabajo me dio la oportunidad de dirigir grupos de gente, y aprender de eso. Además, es el aspecto que más me gusta de mi trabajo, el relacionarme con gente.
Yo no se si cuando era chico subestimé el arte. Lo descubrí más tarde, me interioricé más tarde. Siento que todavía no sé nada, pero voy aprendiendo. Es un camino que empecé a recorrer tarde. Pero si le dí la espalda cuando fui chico, me fue inevitable no dedicarme después.
No sé si me gustaría vivir del arte, si puedo hacerlo o no, si estoy a tiempo o no, pero si me gustaría dedicarle una parte importante de mi vida.
El arte es trasmitir, trascender, buscar, jugar, encontrarse. Hay veces que uno pinta para uno mismo. Rara vez termino feliz con algo que hice, siempre le veo algo que le falta o lo que está mal.
Una eterna búsqueda…
Y un eterno aprendizaje. También está bueno, que no sea un fin en sí mismo. El poder jugar y divertirte… experimentar. Vuelvo a ser un niño, vuelvo a la infancia cada vez que agarro un pincel.
2. Tuviste algunos maestros…
Hice algunas clases con Julio Coll, informales. También hice algo de dibujo técnico en la facultad que me ayudó a entender cuestiones técnicas, perspectiva, proyecciones y demás, después… fui siempre más bien autodidacta.
Siempre lo tenía como un pendiente… Cuando volví a Salta, me lo recomendaron a Fabián Nanni. Empecé a tomar clases de dibujo, de figura humana con Fabián. Y ahí empecé…. a dedicarme más; ya con un guía y una mirada. Llegar a Fabián fue algo muy bueno, por la forma que tiene de enseñar, es un capo, sabe mucho y había un grupo muy interesante, muy divertido. La pasábamos bien, era como mi terapia. Con Fabián estuve 4 años, con clases semanales. Entre todos mirábamos y criticábamos la obra de los otros. Además de encontrar amigos, había mucho talento. Después tomé algunas clases con Felipe Catalán, de acuarela, que trabaja con lo intuitivo y es muy bueno para soltarse.
Con Mariano Cornejo nunca tomé clases pero salimos a pintar juntos un par de veces, y verlo pintar a él es una clase en sí misma. Cuando Mariano vio lo que yo hacía, me dio su opinión, que es lo que para él es bueno, y que no, me sugiere artistas para mirar… fíjate acá o allá. Lo que tiene Mariano es una mirada, casi única. Tiene un ojo artístico muy particular.
María Eugenia Pérez, también vino a mi taller, me dio algunos consejos y generamos una amistad. Y curó la muestra Homenaje A Juan Carlos Dávalos que hicimos con Nico Lupión y Arturito Dávalos.
También tomé algunas clases con Telma Palacios. Trabajando lo que es composición y color. Es un aprender y un desaprender constante.
¿Como ves el ambiente artístico en Salta?
Me gusta lo que pasa a nivel artístico… hay movimiento y talento. Siempre se puede poner la vara más alta. Los museos que hay están muy piolas: el MAC, el Museo de Bellas Artes… hay cada vez más espacios.
Hay un modo de trasmitir, una manera de decir, un lenguaje, una estética… que cambia y que genera ciertas categorizaciones. Se dan también con el recorrido que viene haciendo cada uno, al margen de lo que cada uno produce.
3. El arte como forma de vida.
El vivir del arte y que eso sea la fuente de tus ingresos te puede condicionar positivamente, que esto te potencie, y te permita desarrollar una veta creativa. O puede que te condicione mal y te prostituyas y termines haciendo lo que a la gente le gusta comprar. No se si es bueno o es malo, quizás incluso un condicionamiento negativo, te termine llevando a un buen lugar. No sé. Lo que si se, es que hoy y siempre… mi camino fue libre en ese sentido. Le podía gustar a mi mamá o no, quizás le parecía algo obsceno… no sé, pero siempre me sentí libre de hacer lo que quiero.
De cualquier manera, libre de condicionamiento 100% es muy difícil. Te condiciona todo: el camino que recorriste, con quien estudiaste, a quien vas conociendo, los salones de arte… ¿quién mira? ¿Cómo mira? Depende también si se conoce el nombre o no…
En mi primera muestra, no vendí ningún cuadro. En realidad, vendí uno. Se lo vendí a una prima que quiero mucho, Dolores, que no se lo cobré, pero era la única que estaba dispuesta a pagarlo. Jaja. Eso era lo importante. No necesitaba la plata, pero si necesitaba algún reconocimiento. Y que alguien diga “yo estoy dispuesto a abrir mi billetera por esto”, para mí era como una caricia, como un empujón.
Antes de eso regalé no sé… más de 150 obras, muchas nunca fueron colgadas. Es difícil vender a gente que querés y que conocés. Ahora solo les regalo a mis primas y sobrinas cuando se casan, por ejemplo. No regalo a casi nadie ahora. Antes lo hacía. Me genera incomodidad vender , pero no quiero regalar. Lo cobro para que el otro le vaya dando valor. Hoy no me genera ninguna preocupación el vender o no vender, al principio tenía más necesidad de mostrar y de percibir ese reconocimiento. Hoy me preocupa más aprender, conocer y divertirme. Estoy más en ese proceso.
Le encuentro más sentido al proceso, al camino… que al llegar a algún lugar. Aunque si quisiera trascender con esto…
4. ¿Tenés algún tema, trasmitís en tu obra deliberadamente algo?
Un maestro, me dijo una vez “Lo importante es tener que decir”. Y me mató. Porque no sé si tengo algo que quiero decir ahora… Pero hasta que lo sepa, me voy a preparar en el cómo decirlo. Hoy siento que tengo todo para aprender. Todos los temas son divertidos, son apasionantes. En mi primera muestra, trabajé sobre la figura humana y podría seguir en ese tema hasta los 90 años, es apasionante. Cada vez, es distinto lo que ves, y el cómo podés abordarlo, o trasmitirlo. No por nada, la figura humana siempre estuvo presente en la historia del arte.
5. Las muestras
La primera muestra fue lo que hice en clase. Después me encerré durante un año y pico y agarré bocetos viejos para darle una vuelta de rosca. La temática era la misma, pero sintetizando, geometrizando, manchando… con tinta, con acrílico y con acuarela. La segunda muestra, ya fue producto de ese proceso.
Mi forma de pintar es muy apasionada, libre, vertiginosa… y el acrílico me acompañó con eso. Me enamoré del acrilico. En simultáneo empecé con acuarela, y la usé más para lo figurativo, la usé como una gimnasia y empecé a plantearme temas clásicos. Un camino de aprendizaje: naturalezas muertas, marinas… y el paso siguiente…de la mano de Telma, laburar en el cómo, abstracción pura.
Estoy convencido de que esto recién empieza. Y tengo tiempo. No sé a donde voy a llegar, lo que me importa es ir. Mientras que me divierte y me apasione el ir…
6. Influencia de otros artistas
Soy cabeza dura y obstinado, no soy fácil de influenciar. Tengo una impronta bastante mía.
Me equivoco por obstinado. Lo que me gusta a mí tiene que ver con lo que soy. Tengo que sentir que un poco estoy ahí, lo tengo que sentir mío. Hay obras que no me reflejan y las rompo, las tiro.
Mi primer referente fue mi abuelo, que era un clásico. Tenía una muñeca y un trazo que lo puedo reconocer a kilómetros. Guillermo Usandivaras, dentro de los artistas salteños, es un gran referente. Me gusta mucho lo que él hacía. Tenía un trazo muy expresivo. Mariano Cornejo es un crack.
En lo de mi tía Chichí, que también pintaba, en la escalera de su casa, había un retrato hecho por el Gordo Mariano, y no había vez que yo no me sentara a mirarlo. Había muchos cuadros en su casa, pero ese cuadro me llamaba la atención particularmente.
7. ¿Qué te conmueve? ¿Qué te resulta inspirador?
Me conmueve el color, las formas, las luces, los contrapuntos, los matices, la magia, la expresión, lo dicho, lo no dicho. Cuando veo un cuadro que realmente me gusta mucho, me dan unas tremendas ganas de pintar… inmediatamente. Quiero venir corriendo al taller, y pintar.
Cuando una obra realmente me gusta, me genera fascinación, me conmueve, me transporta, me saca de espacio y tiempo, me vuela la cabeza, y así me doy cuenta que me gusta.
8. ¿Qué situaciones o personas te marcaron a lo largo de tu vida? Que te definen como persona.
Bueno… mis padres. Mi viejo, me marcó muchísimo. Tenía un temperamento muy fuerte y eso te marca mucho… para bien, para mal, para lo que sea. Era un fuera de serie, tenía grandes virtudes, era super inteligente, muy generoso, super sacrificado… no pasaba desapercibido. Tuve una relación bastante piola, una relación realmente muy linda, a mí no me generaba miedo ni nada…
9. ¿Hiciste análisis alguna vez?
Para mi era un gran dilema. Si quería hacer o no. Nunca sentí la necesidad… soy muy reflexivo, de preguntarme y cuestionarme. No voy por la vida así tan a la ligera… En el retrato apareció un signo de interrogación, y el tatuaje que tengo en la espalda es un signo de interrogación. Y tiene que ver con que nunca dejo de hacerme las preguntas.
Después empecé a hacer análisis, y está muy bueno. Creo que no es una necesidad en mí, lo hago más bien porque es un espacio que disfruto a pleno, es otra variante de la búsqueda, del buscador empedernido.
10. ¿Por qué descartas una obra? ¿Qué haces con el error?
No siempre tengo la misma actitud ante el error. Aprendí a rescatarlo. Antes, cuando algo no me gustaba lo rompía. Era más del borrón y cuenta nueva.
Es muy común en mí, que arruine algo que estaba bueno. Me cuesta el frenar, cortar a tiempo… el cortar. Entonces arruino cosas que venían muy bien, por cierto exceso de energía. Está bueno aprender a dosificar la energía, y racionalizarla. Yo espontáneamente, soy más intuitivo y espontáneo… más enérgico. En el proceso de crecimiento tengo que trabajar los matices, que es lo que no me sale quizás tan naturalmente. También aprendí a guardar trabajos para verlos en la perspectiva del tiempo…
11. ¿Podes identificar hitos, o nudos en tu vida que hayan marcado tu obra?
Creo que hay muchos hitos importantes. Mi viejo sin duda me marcó de una manera muy especial, éramos muy distintos. El se sacrificó mucho, desde muy chico, eran 10 hermanos, logro 3 medallas de oro: en la Escuela Normal, en la Escuela Naval y en la Facultad de Ingeniería. Ayudó a sus hermanos a recibirse antes de casarse, era muy inteligente y muy generoso. Pero también era muy exigente, muy estricto, con un sentido muy grande del deber ser. Eso para mí era una vara alta. Nunca estuvo en mis planes ser medalla de oro, nunca ambicioné eso, pero si me marcó. Era autoritario, y yo lo desafiaba continuamente. Iba por otro lado: el me desestructuraba a mí y yo a él.
Mi vieja compensaba esa dureza, con toda ternura. Mi vieja era todo lo contrario. Todo ternura y toda espiritualidad. Sin duda alguna, estas dos personalidades me fueron formando. Amigos y profesores, sacerdotes… me fueron dando contenido, ingredientes y reflexiones. Algún amor… Cuando te casas, empezas otra etapa, tenés un grado de madurez… estás más armado. Te empezás a complementar y a completar.
¿Qué relación tenes con lo religioso?
Siempre tuve una relación muy cercana, muy cercana en inquietud. De rezar. Leía vidas de santos. Tuve una formación muy religiosa. Muy religiosa. Con eso conviví desde chico. Después, otro hito fue cuando me fui a Buenos Aires a la facultad, donde dejé de tener los ojos controladores de la gran hermana y el gran hermano. Ahí me permití explorar más… ir por el mundo a experimentar. Me reencontré con mi Fe; con mi religión. Siempre fui muy cuestionador, pero también de creer… cuando me hacían chispazos las respuestas, me agarraba de lo que creía. Sin duda alguna, mucho de la religión de cada uno tiene que ver con los propios padres.
Voy de una religión por tradición, a una por convicción, un proceso. Voy de una creencia más ortodoxa, a algo más amplio; a una visión más ecuménica. Si bien trato de vivir según dicta y recomienda mi Iglesia, en mi mirada y mi pensar creo ser más amplio.
Siempre me sentí un mimado por la Providencia. En mi casa nunca nos tocaron situaciones tan complejas ni tan difíciles. Por otro lado creo que mi Fe tiene más que ver con el darse a los demás, no con un conjunto de normas morales, sino en darse a los demás. Y no ser uno, el centro y figura, sino lo contrario… no me gusta tanto lo discursivo, sino lo que se vive día a día. De la misma manera que aparece el signo de interrogación en mi obra, aparece también la cruz.
Probablemente ahí está la mayor potencia de tu obra: entre la cruz y el signo.
Qué de lo familiar, de lo conocido, y de lo aprendido… repetís y cuales cosas crees que cambiaste…
Inevitablemente uno repite errores, y seguramente tendré mis propios errores… copyright míos, de los cuales mis hijos se preguntarán cuando les hagan una entrevista. Me siento mucho más presente, en relación a mis hijos pero uso frases para educar a mis hijos que me vienen de mi viejo y que a él le venían de mi abuelo.
12. ¿Qué otras cosas disfrutas?
La pesca. La pesca es mucho. Pesco desde toda la vida. De chico íbamos a mojarrear. No me viene por herencia, mi papá no pescaba. Es un momento que me genera una fascinación. En 4to grado fui a pescar al mar por primera vez. La pesca es un momento para encontrarme conmigo mismo, con la naturaleza y con amigos entrañables. Me gusta pescar truchas y está bueno porque viven en lugares extraordinarios, el dorado vive en lugares mágicos también. Es un cable a tierra y un vuelo a la vez. En cada tiro está la ilusión, la paciencia, el imaginar… fascinación. Es un momento que siento muy mío.
Destino/Muerte/Amor
Destino: las primeras pinturas que empecé a guardar son del 92, 93,.. en esa época simbolizaba el destino con un dado… . Cada uno es partícipe del propio destino. No creo que estemos predestinados, y tengo una visión muy providencial del destino. La providencia, es la mano de Dios que prevé las necesidades, la proveedora de la medida y el tiempo de las cosas que uno necesita a lo largo de la vida. Yo no creo en las casualidades, creo que ese entrelazado de historias y de destinos que se cruzan, están orquestados por algo superior… no creo que estemos predestinados, pero tampoco en las casualidades.
Muerte: la perspectiva de la muerte va cambiando en función del tiempo. Siempre fuimos plenamente conscientes. Lo único que no incluye el signo de interrogación es la muerte, eso es lo más cierto. Desde mi fe, es un paso, pero uno lleno de incertidumbres. Ahora quizás me asusta más que antes. Ahora quizás sea más consciente que antes. Me da vértigo.
Amor: el amor es la sal, el sentido… es el combustible, el oxígeno. De una importancia superlativa en mi vida.