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noviembre 22, 2018|Capiton(é)Entrevistas

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Tiempo de lectura: 8 minutos

– VII –
.FELIPE CATALÁN.

Tiempo de Lectura: 8 minutos

 

“Si en nuestra vida hay muchas pequeñas muertes,

también hay muchos pequeños nacimientos”.

Martin Heidegger

 

Verá Soledad… la vida es un poco de quien arriesga y descubre un nuevo sentido. Y siempre hay tiempo para ello. A pesar de la edad, hay tiempo.

 ¿Usted no es de acá?

No, vivo acá desde el 84, ya pasaron como treinta años.  Yo vengo de Bolivia. Con mi familia emigramos en esa época; los chicos todavía en edad escolar, de siete, cinco y tres años.

Trajimos una maletita y un colchoncito, después supe que también los españoles vinieron de esa manera, que los italianos, los de Polonia.

Pero yo no escapaba de una guerra, yo vine buscando hacer algo con este sueño que me importaba.  Tuve el reto de buscar un nuevo lugar.

Añoraba la arboleda, siempre pensé que mi vida se iba a acabar debajo de un árbol.

Sucedieron estos pequeños accidentes, que capitalizándolos, me permitieron cristalizar el sentido, el motivo. Aprendimos con el tiempo a dialogar con nuestro corazón, sabíamos que lo que  hacíamos podía ser el prolegómeno de algo que es mucho más contenido.

Entonces, muñidos de ese poco material, conseguimos una barra endeble que solo servía para ir y no para volver, decididos al cambio, salimos de la zona del confort, buscando una sorpresa en la otra orilla, que estaba desafiándonos constantemente.

Subyacentemente hay un desafío en cada persona, y en cada tiempo.

Yo me puse a reflexionar acerca de cómo era mi vida y si estaba feliz con lo que hacía. Leí algunos libros, fui estudiando e investigando, (como químico industrial) porque soy analista de minerales desde joven.

Debemos preguntarnos si no necesitamos algún otro proyecto, algún otro emprendimiento, que coincida con nuestra esencia.

¿Esa es la carrera que usted había estudiado?

Si, trabajaba incluso en eso, en un laboratorio. Después me di cuenta de que mi vida iba a ser breve y efímera, como el título que le puse a la obra que ganó en el Salón: Efímero y Breve.

Lo que utilizaba para trabajar era de un valor peligrosísimo. Tenía que abrir el frasco de acetato de amonio, ácido sulfúrico, tenía que trabajar con los ácidos clóricos, entonces todos los días ingería vapor.

¿Porqué se vino a vivir a Salta?

Un pequeño accidente. Me estalló un tubo de ensayo porque puse un reactivo en lugar de otro. Puse manganato de potasio, en lugar de permanganato de sodio, por darte un ejemplo, y reaccionó mal porque el ácido no era el que correspondía.

Hice una implosión explosiva en un tubo de ensayo.

Empecé a ver en  la precipitación de los líquidos que se consolidaron en la parte de abajo del tubo, una especie de tierra. Conforme venía, bajaban los elementos, los pedazos de materia. Se fueron formando los cerros. Al principio el cerro, después se formó una capillita de iglesia, y luego una casita y salieron caminando algunas personitas del  tubo de ensayo.

En las manchas de las paredes, en donde había una pequeña insinuación de mancha, ahí, había un elemento.

Por supuesto no era muy profesional pero lo llamo a mi compañero y le digo ¿Qué ves acá?, y me dice nada. Insisto ¿no ves un pueblito? , “¿Qué pueblito?” – pregunta él. – ¿No ves una iglesia? – ¿Qué iglesia? me dice.  – ¿No ves gente caminando? – ¿Gente caminando? ¿Estas bien? me pregunta.

Después viene el jefe y  me dice que el trabajo no estaba hecho. Le dije, me pasó estoBueno, no hay problema, me dice, pero hay que hacerlo. Mi compañero le comenta: “Mire me pregunta si yo veo un pueblito, o una casita“. Entonces mi jefe me dice ¿Usted está bien? Mañana vaya al médico porque eso le suele suceder a gente que maneja este tipo de elementos.  Está enloqueciendo.

Sentí una infinita vergüenza.  Y dije yo, a mi  edad… a la sazón, tenía una vida hecha, casa, niños, perro, coche, todo.

Me ocurrió el accidente y  no me pasó nada, menos mal, pero supe que había una moraleja.

Se abrió en mi algo que en ese momento no pude entender.

Yo nunca había estudiado arte, nunca había visto a nadie pintar, nunca vi a nadie dibujar, pero en ese momento estalló el artista potencial.

Yo estaba anhelando ser  niño.

Después descubrí mi cuaderno de tercer año de primaria, donde habían hermosos dibujos, carátulas, pinturas, y digo: esto es. ¿Qué hago con esto?

Entonces …se produjo el éxodo. Una decisión. Hablé con mi esposa, que es valiente. Por eso a ella le atribuyo el valor de todo.

Le dije, quiero buscar otro derrotero, quiero irme a otro lugar y quiero que me acompañes. La gente obviamente le decía, “que se vaya solo y después vuelva, que busque casa y después lleve a su familia.”

¿Porque cree que fue Salta la elección?

Porque yo de joven estuve en Buenos Aires, fui a estudiar un tiempo. Me gustó la Argentina. Me gustó mucho. Pero Buenos Aires me parecía muy alocada, me parecía un hormiguero para quedarme. Entonces dije, muy bien no quiero Buenos Aires pero si la Argentina, la Argentina tiene todo, toda la síntesis geográfica. Es un país, que es un vergel. La tierra más predispuesta a los elementos que genera la tierra, es Argentina.  No sé… es el país y va a ser el país, estoy seguro.

Entonces nos vinimos. Llegamos un verano al centro de la plaza, y lo disfrutamos. No hemos tenido un verano allá de la magnitud de este verano de Salta y sentimos que era  el lugar.

La intuición, empezó a desarrollarse.

Salimos del hogar, de la situación holgada económicamente que teníamos y empezamos de cero. No se imagina el derecho de piso que pagamos, toda una novela.

Pasaron cosas muy interesantes.

El primer trabajo importante que hice fue en la Trattoría Mamma Mía, en la Virrey Toledo. Lo cambié por comida; un mes entero de  comida. Ese mural fue el primero, y por él supe, que podía trabajar y hacer de artista.

La gente nos decía, “ustedes son muchos, son como los conejos“. Muchos nos decían conejos y empezamos a diseñar conejos.

Empecé a trabajar de publicidad… usando los conejos que habíamos diseñado. Una empresa  explotó esa idea de los conejos, eran como dibujos animados y fue un éxito.

Canal 11 me invitó a trabajar en el departamento de publicidad y trabajé durante 5 años. Pensé que el cambio era ese.

Pero yo tenía una materia pendiente. Lo que yo había atrapado en esta capacidad de visualizar tenía que  ver con una escuela, una escuela intuitiva; una escuela de la creatividad.

Fui investigando acerca de la capacidad lúdica, la conducta de los niños, la alegría que produce la producción del garabato, los hemisferios derechos e izquierdos y la neurogénesis; la neurociencia y el nacimiento de las ideas. Leo mucho.

¿De donde viene el gusto por leer? ¿O la necesidad de donde surge?

Empecé a leer cuando tenía que muñirme de información, y hablar con propiedad, sino era difícil ser creíble. Mi forma de pensar era empírica, no tenía fundamento. Y cuando empecé a leer pude superar mis temores.

En la vida… usted no sabe si debe levantar parapetos o construir molinos… pero sabe que van a haber vientos.

Me sentí joven. Siempre me sentí joven.

En aquel momento, en Salta se estaba trabajando mucho en porcelana. Había talleres suntuosos de porcelanistas, invitaban a orientales famosos… que exponían sus platos de porcelana… Era un espectáculo. A mi me llamaba mucho la atención el movimiento manual, la capacidad creadora cuando las dos manos se mueven. Ahí están conectados los dos hemisferios.

Los niños antes de los 12 años no están adoctrinados, son sueltos, libres, felices, creadores por naturaleza. En la escuela todo se hecha a perder.

Empecé a ver qué pasaba si no miraba… dejándome llevar por mi intuición, mi imaginación.

Esto es divagar, es enloquecer. “Un hombre tiene que tener un poco de locura todos los días para ser feliz”. El principio surge de esto, después voy especulando, de tal manera que todos los movimientos son insólitos, acá no hay movimientos racionales.

(Me va mostrando como trabaja, como es ese proceso intuitivo.)

Yo no podría hacer retratos, porque en el retrato está en juego el hemisferio izquierdo que cuantifica, proporciona, matematiza, ecualiza un rostro perfecto para que sea bello. Ahí se conocen las frustraciones. Si a usted le piden un retrato y no se parecen… usted cae en una frustración de sentir que no sabe dibujar. Ese es el primer punto que hace que una persona escape del arte.

El método que yo uso es rápido, intuitivo y divertido, permite unir elementos… Esto sirvió para sentar las bases de mi escuela, una escuela diferente.

Cuando los porcelanistas me invitan a una charla, les digo primero con acuarelas. La pintura en porcelana es bella pero es cuantiosa, suntuosa y cara. Yo les propongo algo más económico y más inocuo. Se trata de la creación con acuarelas.

Descubrí las acuarelas en un libro que le manda Van Gogh a su hermano Theo, en donde le dice que él no se atrevía a las acuarelas, porque las acuarelas le parecían diabólicas.

Los que venimos de las tierras altas, pensamos que lo diabólico y lo angelical están en pleno movimiento… asique yo pensé ¿Qué de endemoniada puede tener la acuarela?

Las acuarelas me dieron cielos hermosos, ríos con movimientos. Una mancha me da la lejanía de la tierra y se junta con la tierra, aparece el viento. Una locura pintar acuarelas. Usted siente como que está pintando la verdadera naturaleza. Yo quiero pintar el viento, la brisa, el rocío de la mañana, quiero pintar cielos con movimientos… no cielos calmos.

Estoy jugando a ser el creador, como si fuera un pequeño dios.

Aparece, como si se acoplara a mi deseo, el movimiento de los colores. Me deja completamente satisfecho de haber logrado un horizonte, y pienso en el pez que busca agua fría y que se remonta en contra la corriente. Creo que es el salmón.

Siempre con las dos manos trabajo, como los niños… que no saben, pero saben que tienen que moverse. Yo charlo conmigo mismo, como si tuviera un duende dentro de mí.

Las acuarelas son absolutamente lúdicas.

Muevo mis manos y aparecen casas, chicos… otro tipo de cielos. Si uno aprende a hacer de esta manera, la diferencia es que uno ve crecer el árbol… usted es el que hace crecer los árboles. ¿Cómo no va a ser emocionante?… ¿Cómo no va a darle a uno la alegría de sentirse creador?

Los suelos exudan, respiran, la yerba crece, las plantas se desarrollan, el cielo los acompaña.

Condición sin equa-non es hacerse niños y eso es lo que busco con mis alumnos. Que todos se hagan creaturas y se animen a jugar. Es necesario salir del pensamiento.

Las puntas de los dedos, son fuente de disfrute para los chicos.

Aparece una técnica, uno pone el color y mueve las manos, y va generando figuras, si las mueve de diferente manera, genera otra cosa.

En una entrevista le preguntaron a Micheal Jordan: “¿Cómo puede estar tan calmo y tan tranquilo antes de encestar?” Y el cuenta que su entrenador les trajo una deidad del Tibet y les enseñó a pensar que ellos mismos se convertían en pelota. Eso es la transfiguración. Entonces, dice: “cuando yo viajo como pelota, no puedo fallar”.

Aprendí que los niños son felices cuando juegan con cosas chiquitas… y trabajo con eso. Los garabatos se transforman en imágenes, en formas, en figuras. No a través de un procedimiento racional sino meramente intuitivo y sensible. Lo que sale no es un dibujo, es una historia.

¿Y usted dónde trabaja actualmente?

Viajo a Tucumán hace 25 años, enseño y vivo de esto. Me cuesta porque la gente está tan endurecida. Han puesto caparazones y cuesta  encontrar al niño. Me hace pensar en aquellos versos:

Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.

Tenemos que desarrollar la inteligencia intuitiva, la imaginativa y la kinestésica. El “no – importismo”, inventar maquinarias para uno poder sentirse niño a pesar de ser grande.

¿Que me puede contar de su propia infancia?.

Uno puede hablar  con su corazón, uno puede dialogar, puede identificar; hay pautas y coordenadas de lo que le pasa. No somos huérfanos de pensamiento.

De niño era feliz cuando dibujaba. Caló muy hondo en mí la muerte de mis hermanitos. Mis dos hermanitos murieron, con quienes yo jugaba.  Añoraba ver a mis hermanos. El chamán del pueblo me decía que prepare tumbas con juguetes de masapan, y telas de colores. Tendría 8 años cuando ellos murieron.

El otro detonante en mi vida, creo que fue  cuando salí del laboratorio con esta experiencia y todo el mundo me decía “Estás loco”. Eso fue muy duro para mí.

¿Como es su relación con lo religioso?

Soy muy agradecido a Dios. Pero no practico un rito, no voy a misa. En mis clases invito a armar una plegaria para nuestro creador… y cada quien puede darle el nombre que quiere.

Creo que sin importar la creencia que cada uno tenga, encontrarse a sí mismo, es el propósito de vida de cualquier ser humano, sin importar la edad.

Así como es ese el propósito, el primer temor es el de la muerte. Pero si uno se lanza de la cornisa, no se revienta como un huevo o un zapallo, porque a medida que va cayendo, le van creciendo las alitas.

Verá Felipe, conversar con usted, fue una experiencia inolvidable.

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SED*
noviembre 19, 2018|Capiton(é)

SED*

Tiempo de lectura: < 1 minuto

“En el centro donde me encuentro,

en el centro del Es, no hago preguntas.

Porque cuando es, es”

Clarice Lispector

 

 

Dijiste que de sentirte, el oleaje de los álamos,

se escucharía en mi ventana.

Dijiste que su brisa, se colaría entre mis sábanas.

Con aroma a madera,

(y avellanas).

 

La arena,

Sería tibia bajo mis pies.

Y tus manos,

Seda sobre mi espalda.

 

Dijiste que de sentirte, las notas del mejor vino,

harían latir mis entrañas.

Que callaría el mundo,

que ya no habría palabras,

que en el silencio habría belleza.

Y dignidad.

Y esperanza.

 

Dijiste que de sentirte, se abrirían mis alas,

las que tejen los sueños,

y piden las montañas.

 

Dijiste que de sentirte,

no habría color,

idioma,

o raza.

Que sería la especie misma,

dueña y señora,

de mi casa.

 

Lo dijiste,

con palabras.

Yo

– en cambio –

no dije nada.

 

*Del verbo ser; segunda persona del plural. (Imperativo)

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1850
noviembre 19, 2018|Capiton(é)

1850

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Sucre, 19 de noviembre de 1848

(hace 170 años con exactitud)

De Gregoria la madre, a Sergio, el hijo.

A Cobija

 

Querido hijo,

He recibido tu carta y me ha afectado tanto lo que dice Domingo, que no estaré tranquila hasta que sepa que ha mejorado ese niño. Que mes tan aciago este de noviembre. Te acordarás de Cesar el año pasado y de lo que te libraste tú por pura Providencia. Así escríbele a Domingo, que estoy llena de promesas a Nuestra Señora de Guadalupe, que hace prodigios en este país con su protección, y que ella ha de salvarle a Moises.

Me dices que crees que ya no habrán más tiros en este pueblo. Pues tengo que anunciarte otra batalla ocurrida el 12 de este mes en la Recoleta. Otro susto terrible con la entrada de la división de Lanza. Te mando la gaceta para evitarme los detalles. Ahora están los dos ejércitos a la vista cerca de Vitiche, y esperamos noticias por momentos. Sabrás el estado de anarquía en que está este país y el encarnizamiento con que se matan en todas partes.

Sobre la imprenta nada se ha hecho porque Linares tuvo que marcharse inesperadamente.

Escribe Pérez que no consigue un solo burro para mandar mi carga de Potosí, donde están durmiendo los libros y efectos. Me parece bien tu sueldo de $20 por ahora, puede ser que de repente se te presente algún buen acomodo (Ay Gregoria). Lo que me da pena es ver a este niño que pierde el tiempo miserablemente y no se contrae a nada. Espero que vos no te desbaratarás y estarás reuniendo todos tus realitos.

Recibe recuerdos de tu abuela, tías y hermanas.

 

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GEOMETRÍA
noviembre 19, 2018|Capiton(é)

GEOMETRÍA

Tiempo de lectura: < 1 minuto

¡Tierra!

Rodrigo de Triana

 

 

Es invisible la mano.

La que batió el tiempo, en un juego como de dados.

Ahora el arroz, está sonando en la olla.

El ripio vertido, sin contemplación.

Las bolillas de un niño,

cayendo y rodando,

(sin solución).

 

Distraída, solo vivía, cuando saltaron los puntos

y el mundo se abrió.

No son sus vísceras las que lastiman,

(Del engaño, la revolución).

Es el sentido dibujado del mundo,

Que se perdió.

 

El mundo duele más, cuando ya es informe,

se evidencia una tiranía,

que cuando es redondo,

se esconde.

 

Veo al verdugo,

(octubre sangriento),

con su previo enero,

terminó aquel cuento.

 

Diviso al Inca en la cordillera,

que en una ofrenda se acerca al sol.

Siento el galope y el grito embravecido;

es de una batalla y suena un tambor.

 

Bajo mis pies vibra la tierra,

yo siento que vibra y siento el temblor.

Escucho el llanto de un niño cansado,

que rechaza el fruto y quiere la flor.

 

Una lanza, penetrando en la bestia,

El animal erguido,

sobre el que está herido.

(Alimento y bendición).

 

Todas las barcas,

surcando los mares,

con el hambre incurable,

de la dominación.

 

Escucho el látigo,

sobre un cuero desnudo,

y un grito encarnado

que es de terror.

 

Un campo labrado.

Una vieja palabra.

Un girasol.

 

Al hombre que amo,

haciendo su tiempo,

en todos los tiempos,

lo veo yo.

 

 

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LEHER A LACAN
noviembre 12, 2018|Leher a Lacan

LEHER A LACAN

LEHER A LACAN
Tiempo de lectura: 4 minutos

Introducción a los comentarios sobre los escritos técnicos de Freud

En este primer capítulo sobre el Seminario, Lacan presenta como ley (no usa cualquier palabra), la participación de quienes asisten a sus clases. Una ley es un fundamento, es decir, que está en las bases constitutivas de lo que organiza una actividad, agrupación o lo que sea. Dice Lacan “Si no vienen aquí a fin de cuestionar toda su actividad, no veo para qué lo harían”.

No hace falta estar en desacuerdo para dialectizar. Aún más, puede que un auténtico desacuerdo, entorpezca las discusiones. Se trata más bien, de tensar la teoría; de tensarla tanto, que al final termine por entregar una nueva nota, una nota sutil.

¿Es importante conocer al hombre detrás de la teoría? ¿Es necesario? Lacan va descubriendo a Freud, y pareciera disfrutar del encuentro. Va conociendo al hombre que se esconde detrás de la teoría y las palabras. También la creación freudiana, es un sinthome. Lo digo, aunque sea una obviedad y tan temprano para este concepto.

¿Qué hacemos cuando hacemos análisis?

La relación analítica, nos dice Lacan, nunca es una relación de dos, sino de tres. La palabra tiene su propia entidad en la estructura analítica. Sin embargo, las palabras son volátiles, estocásticamente volátiles. Lo son en el análisis, y lo son también en la discusión teórica. ¿Cómo hacer para hablar de lo mismo?

Es un poco desesperante, el malentendido. Si el malentendido es inherente a la comunicación misma, aún cuando nos referimos a entes concretos, se profundiza cada vez más a medida que nos referimos a conceptos abstractos. Dice Lacan: el lenguaje es una mala herramienta. Y dice también: “Les informo que, actualmente, entre quienes son analistas y piensan (lo que ya restringe el círculo) no hay quizás ni uno que, en el fondo, esté de acuerdo con sus contemporáneos o vecinos respecto a lo que hacen, a lo que apuntan, a lo que obtienen y a lo que está en juego en el análisis”.

Como las palabras son el colmo de la referencia, podemos convencernos de que este postulado perdió vigencia. Después de tanto esfuerzo lacaniano, esperemos que así sea. Aparentemente, en los años 50, alcanzaba con llevar La interpretación de los sueños en la cartera de mimbre, para confiar en que se hablaba más o menos de lo mismo.

Acá Lacan nos señala cual es el punto que no varía en Freud, cual es la constante, cuando todo lo demás cambia. Nos dice que su punto de partida, pero también el punto que nunca abandona, es la restitución del pasado en lo singular de cada caso. “La dimensión propia del análisis, es la reintegración por parte del sujeto de su historia, hasta sus últimos limites sensibles (…)” Dice también: “Que el sujeto reviva, rememore, en el sentido intuitivo de la palabra los acontecimientos formadores de su existencia, no es en sí tan importante. Lo que cuenta es lo que reconstruye a partir de ellos”.  “La restitución de la integridad del sujeto se presenta como una restauración del pasado, pero el acento cae cada vez más sobre la faceta de reconstrucción que sobre la faceta de reviviscencia”.

Revisar este prefijo y su significado, deshuesar las palabras, puede que nos acerque.

Al respecto, la pesquisa enseña, que hay palabras que son pregunta, y otras que son respuesta. La distinción que Lacan presenta, pone de relieve dos tiempos lógicos en el análisis. Es importante que así sea, que se trate de tiempos lógicos y no cronológicos. No vaya a ser, que el paciente se nos muera demasiado pronto, no vaya a ser que de tanto cavar profundo, extraviemos al paciente en el fondo de un pozo.

El descubrimiento freudiano, nos dice Lacan, da lugar a interrogantes vinculados a la función del tiempo en la realización de lo humano, interrogantes que por complejos, suelen aún ser evitados.

Después de largo pensar, solo puedo decir: que raro que es el tiempo. Quizás la virtualidad, la tecnología y las comunicaciones, están modificando nuestra experiencia temporal. Aún cuando las leyes de la física se mantengan en lo esencial, es la vivencia de lo temporal lo que se conmueve (y conmueve).

También la construcción ficcional, tan propia de lo humano, ofrece una vivencia y noción del tiempo que difiere de aquello que la física puede medir. Me pregunto si no es el sueño la ficción por excelencia, revirtiendo cualquier idea de tiempo que el razocinio pueda tejer.

Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma”.  Borges que escribe que sueña, o que sueña sin saber.

Leo “no existe prueba alguna que muestre que el tiempo es objetivo” y me genera cierta perplejidad, pienso en eso, lo pienso mucho, pero – como en todo aquello que no encuentra palabras – la pregunta abre un vacío, un “gap”, entre lo que puedo entender y la enormidad del misterio que encierra aquella sentencia. Claro, una hiancia.

Lo esencial del tiempo se resiste a su captura. Lo presente, de tan efímero es una ilusión. Lo pasado, de tan esquivo es una quimera. Queda el futuro y su universo mentiroso de posibilidades.

Ella lo dijo y me lastima preguntarme si hubiera encontrado yo las mismas palabras, o alguna otra similar que sepa decir aquello que tanto me inquieta: “quiero poseer los átomos del tiempo. Y quiero capturar el presente que por su propia naturaleza me está prohibido; el presente se me escapa, la actualidad huye, la actualidad soy yo siempre en presente”.

Es la memoria, más humana aún que la palabra.

Bendigo y maldigo el magnesio, y cualquier otra sustancia que le permita ser. Porque nosotros, analistas, trabajamos con la memoria, y construimos con el deseo.

De cualquier manera, Freud no ofrece garantías. Pensar que hace unos días lo comparé con Colón y acá dice Lacan, que Freud no llegó nunca a la tierra prometida. Qué si lo hizo, pienso ¿No es el inconsciente el campo más fértil? ¿No promete, aún sin prometer?

Lo extraordinario es la gestación; y también el nacimiento. Nacimiento que es un punto de partida, aunque no sea otra cosa que un punto de llegada.

¿Qué se hace con aquello que se hereda?

Aún más ¿qué es una herencia?

Si se valoran más los bienes adquiridos que los heredados, más vale que nos apropiemos de las teorías.

Creo que a esto nos invita Lacan con sutil insistencia: “Esta lectura, está orientada, no tanto a criticar el mito psicoanalítico, sino más bien a medir la amplitud de la realidad con la que se enfrenta, y a la cual brinda una respuesta, mítica”. Dice también “… nuestra única alternativa es reunir nuestros aportes bajo la égida de una crítica, una crítica de la técnica psicoanalítica”.

Bajo esta premisa, lo que sigue en este primer seminario, es cuestionar las nociones existentes acerca del yo, y las contradicciones que presentan.

Renunciar a los lugares seguros, obliga a jugar con lo imperdonable. Renunciar a pertenecer, no exige dejar se ser parte.

 

 

 

 

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1850
noviembre 6, 2018|Capiton(é)Cartas

1850

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Salta, octubre 13 de 1856

De Gregoria a Sergio, de Salta a Cobija

 

Mi hijo amado:

Después de 11 días de camino llegó el peón Nicolás con cartas de Uds. Y tuve el gusto de saber que habías llegado felizmente a tu casa, a reunirte con Adolfo.

Me dices que has encontrado a tu amigo muy manso. Ya lo creo. Mientras en su corazón encierra la felonía más negra, y por cómo el no habría sido capaz de realizar tales cobranzas, por eso estaba tan cariñoso. Es cosa que me confunde el manejo de Durandeau. Todo el día he llorado, después de leer tu carta, y quiero pedirte una gracia, que no me la negarás, es que me permitas que yo le escriba una carta a Don Luciano tan luego como conteste él la que le dirigiste desde aquí, porque me persuado de que mudará completamente de tonada tan pronto como se imponga de su carta. Y si no fuera así, sería una crueldad dejarle con el tanto a él y al colla. ¡Qué fuerte es la ingratitud!.

Las varias personas a quienes he hablado de la liquidación del negocio de Cobija, me han dicho que tienes derecho a pedirla judicialmente, si se oponen a hacerla voluntariamente. ¿Y como no ha de ser justo, hijo, que le escribas a este hombre, haciéndole ver si halla razonablemente, que después de 9 años de trabajo salgas de su lado con las manos vacías? Pero dejemos este asunto que tanto me afecta.

Hablé con Escalera. Me leyó tu carta, y me salió con que no tendrías lugar en este negocio, porque ya estaba hecho con Gómez, según lo vería yo por las cartas que te había escrito para que le arreglaras el negocio de burros en esa. Me fastidié mucho, porque me di cuenta, de que ha aprovechado los datos que tú le diste para dar impulso al negocio, y no sé como supo la carestía que había en Iquique, por eso se marchó en seguida al Valle, y preparó con Gómez, 600 burros para mandar.

Lo ví a Ricardo y le descubrí el misterio, proponiéndole que reúna él los burros y que Adolfo se encargaría del negocio a medias. Me agradeció mucho, y contestó que el solo tenía 110 burros capones, porque el resto son hembras para fomento de la cría, y que en todo caso se viniera Adolfo para los Valles (el camino pasa por la Hacienda) y que allí podría hacer personalmente el negocio, no obstante que Gómez compra cuanto burro se vende en la región y que él lo ayudaría. Ricardo se irá a los Valles en cuanto reciba su negocio y allí podrían hacer mucho los dos con Adolfo.

También he hablado con Don Zenón Arias, el marido de Azucena, quien me dijo que en la frontera de Catamarca podrían hallar los burros que quieran y que este año, cuando fue a Vilque, con sus mulas, le dijo el joven Antenor Saravia que Don Nicanor Ormaechea había vendido en Iquique cada burro en 2 onzas de oro, claro es que ahora estarán más caros.

Además he escrito a Don Gabino Pérez, para que me informe de unos 200 burros que me dicen hay en invernada en la Quebrada de Jujuy. Te comunicaré oportunamente todos los datos que reciba.

No sé hasta donde irán las especulaciones de Escalera y Ramón agregadas a la buena suerte de Gómez, y los tres trabajan con una actividad que van a llenarse de plata hasta las narices, porque no hay negocio que ellos no hagan.

También he hablado con Don Evaristo Uriburu, quien me dijo que en sus haciendas de Orán tenían mucho en que ocuparse, que les daría los rastrojos preparados para sembrar algodón y añil, que se dan bien allí. Me dijo que el aserradero también sería buen negocio. También le pedí te mandara copia de las cartas de Alcorta y del agente en Liverpool para que veas lo que dicen de nuestro vapor, porque no quieren darlas a la prensa para convenir así para el negocio. (…)

De todos modos, es preciso que hagas fuera de vela para sacar tu principal de esa casa de Cobija, porque sin capital no sé cómo se arreglarán aquí y hasta hoy no hay más que los 3 mil pesos míos, que están desmembrados por los 250 de la acción del vapor y los 2 mil de Jacoba, que no se qué pensará ella, pues es lo único de que dispondrá si Don Eloy le quita los alquileres de la casa.

Le hice presente a su hijo Joaquín tus ofrecimientos y los agradeció mucho. Me dijo que te ofrecía su amistad. Don Cleto sigue bien, pero alguna clientela le ha quitado Mantegazza(1), porque esta medio de moda el italiano. También hay un tal Amable Bodai, y Rams, que llega de San Juan. Asusta el ver tanto médico.

¿Con que Emilio también quiere venir a Salta? Buena pierna hará con ustedes, hasta ahora no han dado ninguna función los de la compañía lírica porque no hay teatro, no se halla quien quiera encargarse de hacerlo por las muchas obras que se construyen y la proximidad de las aguas. Solicitaron el salón de la Junta, que es el más grande, para dar conciertos, pero no se los han prestado porque ya han preiniciado las sesiones de los diputados.

Ayer domingo, se eligió Gobernador a Don Dionisio Puch, que venció a Don Martín Güemes. Tan bueno habría sido el uno como el otro, pero estoy más contenta con el elegido, con quien tengo mayor amistad y creo que nos servirá mucho en el asunto de la casa (Ay, Gregoria). Se recibirá del cargo el domingo venidero.

Puch tuvo 21 votos, Güemes 13, Don Manuel Solá 1, Todd 1, y Don José Arenales, 1. Me parece que vos también deseabas que fuera Puch. En fin, Dios quiera que resulte un buen gobierno.

Ayer estuvo en casa Don José Manuel Arias, y me dijo que le tuviéramos listas las hijuelas y demás papeles referentes a la casa para hacer hoy mismo, un escrito pidiendo el desembargo de la casa y demostrar que no tienen derecho a ella. Para esto se precisa un poder de Gregorio y de las de Chuquisaca, que se les ha pedido repetidas veces. Escríbele a Gregorio todo lo ocurrido y pídele que mande el testamento de mi abuela, que paréceme fue entre los papeles viejos que le remití. Como Gregorio me escribió que iba a hacernos cesión de su parte en la casa, yo no sé si se tomará el trabajo de mandar poder, aunque le dije que convenía que apareciera con su parte, porque los de aquí le respetan y le temen.

Les estoy conociendo a Don Evaristo y a mi comadre el interés que tienen en que Johnasson vaya a sus haciendas de Orán y mientras tanto la hacienda de Cobos espera que determinen ustedes lo que hacen. Esta tiene la ventaja de estar cerca y con Natalia se conseguirá lo que se quiera.

Anoche fui a visitar a mi compadre, que encontré algo enfermo. Me dijo que en otro correo te escribirá y enviará copias de las cartas prometidas, que todavía no han resuelto los de la Comisión a quien nombrará de agente en el Bermejo, para recibir al vapor, pero que el hará lo posible para que te designen a vos. El agente en Liverpool, escribe que formulen los pedidos de mercaderías y pongan la casa en Orán porque en diciembre estará el buque en Buenos Aires, que vendrá armado y encargado en último caso, con carbón de piedra, para obtener utilidad de él y no desarmado, como le habían ordenado. También están haciendo 2 grandes lanchones para aligerar la carga en caso de que el vapor toque fondo en alguna vuelta del río y salve así cualquier dificultad. El costo de todo es de 25.000 pesos. Alcorta se empeña en que los socios le den 3 acciones al agente en Liverpool, porque dice será muy útil allí a la sociedad, pero que no acepte a otros interesados de aquel puerto, porque mejor es que este buque pertenezca solamente a salteños.

Me refiero a la carta de Ricardo sobre el negocio de burros, y creo que el contrato sería muy bueno. Dicen que Gómez ha reunido 800 para llevar a Iquique. No te podrás quejar de esta larga carta – Mándoles 4 números de “El Comercio”.

Nota: Me dijo anoche Don Evaristo que la hacienda de Cobos, es muy interesante para la cría de ganado. En fin, lo que tu me dices es lo cierto: teniendo buena disposición para trabajar, podrán hacer mucho. Nadie tiene las proporciones de ustedes. Espero que Dios ha de bendecirlos.

(1)  Paolo Mantegazza, (1831 – 1910) Fue un médico italiano,  que encontró reconocimiento por haber aislado la cocaína de la coca, que utilizó en numerosos experimentos, investigando sus efectos anestésicos en humanos.  En 1854 viajó a Sudamérica y se radicó en Salta, en donde vivió varios años, y se casó con Jacoba Tejada, joven argentina de una familia de tradición salteña.​

Investigó costumbres sexuales, formas de celebración y sustancias con las que se embriagaban los pueblos nativos; sorprendido por el vigor sexual de los incas, potentes hasta su vejez, documenta sus hallazgos en su prolífera obra (*).

Mantegazza dirá de la coca, que “contribuye a hacer más alegre la vida, aumenta la conciencia de existir, a la vez que mitiga dolores morales”. (No sé porqué, los carabineros nos siguen revisando los asientos.)

No le quito mérito al señor Mantegazza, pero lo que me hace quererlo es el hecho de que su obra y la de Freud, se ligan de alguna manera. Se sabe, que Dora leía la Fisiología del amor de Mantegazza, cuando arma todo aquel lío. La literatura, siempre es culpable. Ja.

Por otro lado, Freud antes de publicar sus contribuciones sobre la coca, lee la bibliografía disponible y se encuentra con Mantegazza, con quien dice coincidir.

(*) Uber Mantegazza, Elvira María Dianno – Pharmakon 12.

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