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LEHER A LACAN
diciembre 18, 2018|Leher a Lacan

LEHER A LACAN

LEHER A LACAN
Tiempo de lectura: 4 minutos

“Tienen mucha razón en todo: que su propio ingenio es una fiel representación del de las masas, pero cuando la conducta del reo es diferente de carácter de la de ellos, el reo se les escapa. Es lógico. Eso sucede siempre que la astucia del reo es superior a la de ellos, y muy habitualmente, cuando está por abajo. No tienen variación de principio en sus investigaciones, lo más que hacen cuando se ven excitados por algún caso insólito, por alguna extraordinaria recompensa, es extender o exagerar sus viejas rutinas de práctica, sin modificar sus principios”.

La carta robada, Edgar Allan Poe.

 

Primeras intervenciones sobre el problema de la resistencia.

Muy ameno Lacan en este capítulo, nos cuenta a modo de anécdota los dichos de Freud en relación a la hipnosis y sus dificultades de aplicación. Es muy divertido. Uno puede imaginar a Freud sintiéndose muy ridículo por lo inoperante de su método, y la posición en la que lo ubicaba, el no lograr que un paciente entre en estado hipnótico. Un “awkward moment”, como quien dice. Ahí está el doctor, diciéndole al paciente “Que se duerma”, a lo que en ocasiones más frecuentes que eventuales, el paciente respondía “Joder, Doctor, que no me duermo!” Después de varios intentos, complicado remontar cualquier tipo de sesión.

Asi es que Freud, dubitativo aún, pero desafiando lo establecido y evaluando sus posibilidades, establece un punto intermedio entre el método de asociación libre tal como aún la entendemos, y el método hipnótico. Este punto intermedio consistía en poner las manos, sobre la cabeza del paciente, al tiempo que le hacía preguntas. Nos dice: “Ponía la mano sobre la frente del enfermo, o tomaba su cabeza entre mis manos, y le decía: ahora, bajo la presión de mi mano, se le ocurrirá. En el instante en que cese la presión, usted verá ante sí algo, o algo se le pasará por la mente como súbita ocurrencia, y debe capturarlo. Es lo que buscamos. Pues bien; ¿qué ha visto o qué se le ha ocurrido?

No olvidemos, que la clínica médica, aún la de hoy, incluye algún tipo de intervención sobre el cuerpo: una revisión, o revisación. El médico palpa, presiona, observa con lupa, usa el martillito de los reflejos, solicita movimientos, invade con luces en los ojos y palitos en la lengua. Era de esperar, que al empezar, Freud pusiera las manos en la cabeza.

¿A que iba con esto? Ah sí. Qué genial Freud.

Poe creó a Dupin, y Freud, se inventó a sí mismo.

La descripción de estos procedimientos y dificultades, son realmente valiosas. Dan cuenta de un origen: el de un riesgo y de una creencia. Acá, la cosa estaba naciendo, se estaba gestando. Era un hombre, creando.

Tiempo después, Freud dirá: “La vida cambia. El psicoanálisis también cambia. Estamos apenas en el comienzo de una nueva ciencia. Allí donde yo descubrí algunos templos, otros podrán descubrir continentes.

Hace 92 años, los hombres usaban galera, fontanero era una palabra actual, y si un caballo se ponía nervioso te ensuciaba el vestido de fiesta. En fin.

Lacan se detiene en este punto: en la observación del carácter inaugural del método empleado por Freud, como así también en la originalidad de su campo de investigación, es decir, la verdad del sujeto.

Del ojo, hacia adentro, existen infinidad de caminos.

Dice Lacan: “Se trata de la realización de la verdad del sujeto, como dimensión propia que ha de ser aislada en su originalidad en relación a la noción misma de realidad”.

La verdad del sujeto no puede ser más que singular, y como tal, se trataba para Freud de ir tras la extravagancia de cada sujeto: no había fraude en su caso por caso. No se ajustaba a un método; lo instauraba. Lacan hace hincapié en este punto.

Aquí quisiera escribir sobre la verdad, decirla toda ella. Me gustaría haber leído todos los libros, de todas las bibliotecas, para reunir las definiciones de todos los hombres y de todos los tiempos.  Quisiera reunir todos los significados de la palabra, todas sus acepciones, recorrer todos sus caminos y hacerlo en todos sus idiomas. En la ilusión de que existe, es que quisiera saberla.

En la obviedad de lo imposible, es que sostengo la ilusión a la vez que renuncio a ella.

Otro tema en cuestión, es la resistencia, y cómo Freud empieza a trabajar sobre sus ideas. De la misma manera, que inicialmente utiliza sus manos para trabajar con los pacientes, se aproxima al discurso como si se tratara de una realidad en tanto tal, dándole un cuerpo. Dice Lacan “Para saber donde está el soporte material, biológico, Freud considera resueltamente el discurso como una realidad en tanto tal, una realidad que está allí, legajo, conjunto de pruebas como suele decirse, haz de discursos yuxtapuestos, que se descubren unos a otros, se suceden, forman una dimensión, un espesor, un expediente“.

Freud empezaba a trabajar con la palabra, y lo hacía mientras ideaba un método que le permitiera comprender sus vericuetos. La lingüística no estaba disponible, y apelaba a su formación y su propia creatividad para atender a sus pacientes y dar cuenta de lo que concluía. Así, explica el nudo patógeno y la resistencia misma, haciendo alusión a una formación de doble sentido: un sentido longitudinal y un sentido radial. Esto me hace pensar en una aproximación sincrónica, y otra diacrónica, es decir, ya estructuralista.

No hay manera breve de comentar acerca de este desarrollo. Bueno, si… si condensamos las analogías de nuestros padres, llegamos curiosamente, al Super Agente 86. Ja.

Para situarnos, Lacan sugiere también algunas lecturas a las que no puedo acceder, por razones de tipo cambiario que no vienen al caso. Maldita economía.

Al final de este capítulo, está conversando con sus alumnos. No sé. No sé quien está en lo cierto y quien está equivocado, pero el tono no es agradable.

Muy religioso Lacan, acá. No es de extrañar: Estamos en un Seminario. Y es el primero.

 

 

 

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