De Josefina de Beauharnais para Napoleón Bonaparte
Con el permiso de vuestro augusto y amado esposo, debo declarar que no conservando ninguna esperanza de engendrar hijos que puedan satisfacer las necesidades de su política y el interés de Francia, me complace ofrecerle la mayor prueba de afecto y devoción que se haya dado nunca sobre la tierra. Le debo todo a su bondad conmigo, fue su mano quien me coronó y desde lo alto de este trono, no he recibido más que testimonios de afecto y amor del pueblo francés.
Cuanto te he recordado en este Carnaval viendo a Ramón Zuviría correteando a caballo, y en los bailes donde habían cientos de niñas y tan lindas mozas que si las vieras no te volverías a acordar de Chuquisaca. Desde que llegué hace poco más de un mes, sólo he asistido a tres bailes, aunque ha habido muchos más, y todavía no acabo de conocer a todas las niñas después de sesenta visitas que he pagado, sin contar las que aún me falta pagar. Anoche asistí al último baile de Carnaval, (hubo bailes en los tres días) y habían cincuenta niñas, tan bien puestas y tan lindas, que parecía la sala de un jardín. Me entristecía el pensar que todavía estarías trabajando a esa hora. Pero como a de ser! Luego estarás formado y tendrás plata si sois guardadoso y entonces gozarás. Quiera el Cielo, darme vida para que yo tenga el gusto de verte.