De Gregoria, la madre, a Sergio, el hijo
Salta, 13 de octubre de 1851
Desde el 8 de junio, fecha de tu última carta, no te dignas escribirme, sabiendo que es el único consuelo que tiene tu madre en esta larga separación, pero claro está que ya te has olvidado enteramente de tu madre, y de todo lo que te pertenece en el mundo. Yo te he escrito innumerables cartas y creo que alguna habrás recibido.
Deseo saber si por allí hay la peste que tenemos acá, que apareció a mediados de agosto. A Dios gracias, muy pocas personas han muerto, a pesar de que nadie se ha librado. A mí me ha dado 3 veces y los síntomas son dolor de garganta, mucha tos y catarro.
Avisame cuando piensas hacerme una visita, o si has hecho el ánimo de no volver a acordarte que tienes madre. Solo de un modo me contentarás y es que hasta el 15 de enero estés en Cobija para que te vengas con Sergio que dispondrá de dos meses. Me visitan, y se regresan. Confío en que harás este esfuerzo para darme el gusto, porque de no hacerlo me costaría tal vez la vida.
Tu tía Jacoba y todas las parientes se empeñan en lo mismo. Dale mis recuerdos a tu patrón, y dile que yo me empeño con el para que te licencie por dos meses.