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La cifra
noviembre 30, 2020|Capiton(é)Esencias textualesFilosofía y PsicoanálisisLeher a LacanRandom

La cifra

La cifra
Tiempo de lectura: 2 minutos

The night has fallen, I’m lyin’ awake
I can feel myself fading away
.

Streets of Philadelphia, Bruce Springsteen

El creador mira durante horas su lienzo aún intacto. Su pensar, se parece a un sentir.

Mil veces antes ha estado en igual situación. Esta vez – sin embargo – el proceso se dilata. Pasan días, semanas, pasan meses. El paño, aún sin trazo o mancha. Se para frente a él, se sienta. Lo mira de reojo, y lo enfrenta. Mirando por la ventana, vislumbra su creación en cada una de las estaciones.

Un día, se decide. Toma el pincel, y lo carga con negro. Se aproxima al lienzo lentamente. Sus palpitaciones aumentan hasta hacerle vacilar el pulso.

Inspira hondo.

Cierra los ojos.

Su respiración es densa, intensa. O es el aire.

Reconoce el lugar en el que apoyaría el pincel, sabe, con exactitud, como sería ese trazo. En su mente se inscribe el degradé preciso que dejará el color, el recorrido que haría la tinta, cada vez menos perceptible.

Siente la pesadez de su mano, mano que mira, como si no le perteneciera. La sostiene en dirección contraria al torrente sanguíneo. Conversando consigo mismo se escucha decir: mis venas son el extenso río.

El pincel amenaza, amenaza por horas, como amenazó por meses todo el cuerpo. Como una mirada que no cede. Como una mirada que dice, haciendo. Su cercanía ofrece la ferocidad de un orgasmo.

Cuatro minutos, dieciséis segundos. El artista, se deja caer. Esto es, deja su instrumento. Lo suelta, lo abandona. Separado de sí mismo, sigue su recorrido como en cámara lenta. Observa su caída libre, y percibe también un acto de resistencia: el pincel deja sobre el borde inferior del lienzo, una pequeña marca.

Está finalmente en el suelo, el hombre lo ve ahí, inerte, entre sus zapatos. Sí, es el hombre, ahora es el hombre.

El instante absorbe todo sonido. Lo que se escucha es mucho más hondo que el silencio. En ese estupor, siente su llanto triste y definitivo.

Ya no tiene dudas.

El cansancio de la verdad, le pide reposo. Lo siente en el temblor de sus extremidades. Necesita acostarse.

Necesita dormir.

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