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De escritores, disyuntivas y pichoncitos.
diciembre 29, 2020|Capiton(é)Esencias textualesFilosofía y PsicoanálisisRandom

De escritores, disyuntivas y pichoncitos.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Sepa usted estar equivocado.

Louis F. Céline

¿Qué es una posición ética? Una posición ética trasciende a quien la sostiene, va más allá de uno mismo, de nuestros gustos o preferencias.

Una posición ética, no es una simpatía.

He leído de Borges solo algunos cuentos, y unos cuantos poemas. Hay algo en el hombre – sin embargo – que me cautiva más que su literatura: su indiscutible lucidez, ese énfasis opaco al hablar, y al escribir, su humor sutil, su memoria prodigiosa, su búsqueda incesante de la palabra precisa, sus confesiones torpes, sus intentos fallidos de ser irrelevante.

Claro que son interpretaciones subjetivas pero si Borges dice: “la democracia es un abuso de la estadística“, si dice, como en uno de sus cuentos, que ser colombiano, (o noruego) es un acto de fe, o si escribe (como en otro cuento), que solo los individuos existen, hay algo que entiendo. Mal o bien, se produce en mí algún tipo de intelección. Además, soy – como él – una anarquista moderada.

Ahora, cuando dice que Ascasubi era moralmente superior a Hernández, entre otras cosas, porque era unitario… bueno, no lo entiendo y se produce en mí un vacío narcisista. (23/IX/70, Diario La Nación)

Por esta duda que me aqueja, le escribí a un amigo, que a su vez tiene un amigo. Este amigo (el de mi amigo) es historiador. Es un historiador que difunde lo que sabe, y lo hace conversando con otros que saben alguna otra cosa, mantiene diálogos interdisciplinarios por llamarlos de alguna manera, sobre nuestra historia, y la de sus personajes.

Le pedí a mi amigo, entonces, que me contacte con su amigo, para poder plantearle mi interrogante. Ahí fue, que un albatros entró por la ventana, sujetando entre sus garras un pichón de dinosaurio, lo que – hay que reconocer – es un suceso bastante extraño.

El pichón de dinosaurio era simpático pero un poco peligroso, tenía la piel medio escamosa, una mezcla de pez y reptil. El albatros estaba cansado de volar, y decidió apoyarse en la mesada de la cocina, hicieron un alboroto, y yo… ya me distraje. Le di huevos de gallina al mini rex, y unas uncas al albatros.

En medio de estos quehaceres, me llegó un mensaje de voz, que amablemente me enviaba mi amigo, que a su vez le enviaba a él, su amigo el historiador. Por el mensaje confirmé mi ignorancia en materia de historia, y me surgieron infinidad de preguntas que no pude formular, porque el albatros no dejaba de aletear, y el dinosaurio bebé, quería comerse a mis perros salchicha. No pierdo las esperanzas, sin embargo, de que este hombre, invite a María Kodama a su programa, y conversen sobre mis inquietudes.

La posición ética, es ante todo, una posición verdadera. No permite autoengaños y no obedece a una pertenencia, implica una responsabilidad subjetiva, y un compromiso con quien se es.

Una posición ética es fraudulenta cuando está organizada sobre la base de un criterio pobre, de una personalidad influenciable o de una argumentación inútil. En tales casos, no hay ética sino amalgama, simbiosis, infantilismo. O peor: lo más indigno en el ser humano, su pequeñez, su patetismo.

La pobreza de criterio, dio lugar a las masacres más absurdas, a daños irreparables, a la más tenebrosa de las oscuridades.

Es un hecho: la ignorancia, causa más daños que la maldad.

Yo…que escribo, desarticulo el mundo de las formas, y asumo las consecuencias de este acto. Ejerzo mi potencia ficcional y confío en la fuerza irreductible de la realidad: le permito que me azote como una ola gigante.

La realidad me devuelve a la costa, desahuciada y herida.

Yo, que escribo, elegí el símbolo sobre el incienso. No hay asunto más personal, íntimo o relevante que este.

No hace falta llenar de hienas el mar para volverlo peligroso. Hacerlo sería además… estúpido.

Lo sé, es extraña esta mención, yo solo estructuro las metáforas.

-¿Qué quiere decir exilio mamá? – Pregunta mi niño.

-Exilio es dejar la patria cuando es indigno vivir bajo su cielo.

-¿Y lo indigno? ¿Qué es? – quiso saber.

-Indigno es el miedo. Le dije.

Después, emprendimos la partida.

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