De Gregoria – la madre – a Sergio, el hijo.
De Salta a Cobija.
31 de marzo de 1849.
Me has acibarado los días de Salta con tu silencio, pues van dos correos que no escribes y hasta ha habido persona que me ha asegurado que te habías ido a California. La idea sola de que pudieras hacer tal cosa me ha tenido desesperada, siendo ese un viaje tan expuesto por la fiebre amarilla y por mil otras cosas.
Yo estoy aquí sin saber cuándo haré mi viaje a Chuquisaca por las revueltas que hay en ese país. Escriben de Potosí que hay tres partidos fuertes y que se irán pronto a las manos. De Sucre no he tenido cartas porque está cerrado el camino a Potosí y yo sin saber que será de mi tienda y de mis hijos.
A Jacoba le escribo que me avise si han vendido algo de la consignación de libros de Don Guillermo para que le manden el importe.
Si las cosas en Bolivia siguen mal, tendré tal vez que quedarme aquí hasta septiembre, y cómo desearía que me hicieras una visita para que conozcas tu país y tus parientes, que desesperan por verte. Espero el correo de abril para resolver mi viaje, según lo que me diga mi mamita.
Ya estoy viendo que la Cuaresma se ha pasado sin que hayas pensado en confesarte después de tantas promesas que me hiciste. Hemos estado 11 días de Cuaresma en los Cerrillos, que estaban deliciosos con las tabladas de los muleros que van para arriba.
Muchos cariños te manda tu tía Manuela, Nicolasa y también Pinto.