¿Las ventas de tu primer libro, fueron las esperadas?
No esperaba nada, en realidad. Ni una, ni dos, ni mil. Si uno publica algo, supone, que alguien en algún lugar puede querer comprar su libro, de la misma manera que uno compra libros de otros, pero nunca pienso en eso cuando escribo. Claro que en algún momento, sobre todo cuando me llega la factura del gas, llamo a la editorial y pregunto si tienen novedades. Vendí algunos libros, menos de los que hubiera querido, sobre todo porque pienso que quizás soy mejor analista escribiendo, que en mi consultorio.
¿Qué relación hay entre la escritura y tu profesión, en general? Más allá de tu primer libro que sin ser teórico, es académico, o que sin ser académico, es teórico.
Bueno, para empezar estudié psicología pensando que en algún momento iba a escribir. Me parecía que entender la mente humana era lo mejor que podía hacer si quería escribir, y no me equivoqué. Sin embargo, en aquel momento, pensaba que iba a escribir novelas, o guiones cinematográficos… Después la vida me llevó por otros caminos, y aunque durante los primeros tres años de mi carrera ni se me cruzaba por la cabeza dedicarme a la clínica, después terminé haciendo eso, y mi escritura está ligada, de una manera o de otra, a la enorme cantidad de interrogantes que mi profesión me plantea.
¿Porqué decís que crees que sos mejor analista escribiendo que en el consultorio?
No sé si será así, pero cuando escribo siento total libertad. En el consultorio, hay ciertos principios analíticos, que no cumplo siempre, por distintas razones: porque intento alguna otra cosa, porque desconfío de las teorías, y porque me resisto a las formalizaciones. Sé que hay “deberías” que están en mi cabeza cuando estoy atendiendo (deberías intervenir menos, deberías hacer sesiones más cortas, deberías interrumpir las sesiones, etc). Todas esas premisas están en las bases de un supuesto buen quehacer analítico, y como no siempre estoy segura de su eficacia, voy probando que es lo que funciona con cada paciente. Cuando escribo no me cuestiono, porque no hay patrones ni principios que deba seguir.
¿Qué te hace dudar de la eficacia de esos principios a los que te referís?
La ambigüedad en sí misma. Necesito entender las cosas, y no solamente incorporarlas.
Si la Biblia, por ejemplo, dice, “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos“, yo no puedo incorporar eso como una verdad así como así. Tengo que resolver la ambigüedad, determinar de qué se trata, le doy un millón de vueltas. Si Dios me manda a matar a mi hijo como hizo Abraham con Isaac, no agarro una espada y veo si aparece el ángel, sino que tengo que preguntarme insistentemente que quiere decir eso. Si en el Corán está escrito que si la mujer desobedece a su marido, este tiene que encerrarla en su habitación y azotarla, yo pienso pero que disparate es ese, y punto. Empezando por la cuestión de la obediencia, que por otro lado también está en nuestra Biblia. No hay, para mí, verdades reveladas en ningún lado. Tengo que poner todo a prueba. Funciono así, que le voy a hacer.
Con el psicoanálisis me pasa lo mismo. Entonces si Lacan dice “la mujer no existe”, yo digo, vamos a ver, si dice “no hay relación sexual”, también, vamos a ver que quiere decir con eso, si sugiere que un semblante vale más que un ser, lo pongo en duda. Y después vemos. No puedo ir por la vida, aceptando lo que no entiendo, sino que voy por la vida, tratando de entender lo que no entiendo.
Pero cuando uno se ciñe a algo, a un constructo armado, sea religioso o científico, hay cosas que están resueltas, y vivir quizás sea más fácil.
Me quedé pensando en eso que dijiste sobre el Corán… ¿Habrá feministas en los países islámicos?
No sé. Igual… ya que lo mencionas, el feminismo, convengamos, es un contrasentido.
¿Porqué decís eso? ¿No considerás que sea un movimiento necesario?
Lo digo porque pienso que es momento de decirlo. Entiendo que hay todavía infinidad de injusticias, ciclos viciosos que se perpetúan por ignorancia, abusos que surgen del mismo lugar, pero no creo que sea desde el feminismo que vayan a resolverse, sino con una mujer y otra y otra y otra y otra; con las mujeres, y con los hombres. Es decir, son las mujeres las que van a dar lugar a la paridad. Las mujeres y los hombres. Las feministas, y los feministas, hablan de igualdad. Las mujeres y los hombres, actúan y se comportan según la paridad. Paridad e igualdad no son la misma cosa. Donde hay padres: o hay hijas, o hay feministas. Hay cierta simplificación en esto, los analistas sabemos que las cosas en relación a los sexos – a la sexuación en realidad – es más compleja. Lo que planteo es una pauta para pensar de manera simple, la cuestión del feminismo en la actualidad.
Me sorprende lo que decís.
Bueno, no sé si es para sorprenderse tanto, o sí, no sé. Me hiciste acordar a algo que leí en la biografía del presidente Roca, de Félix Luna. Esa historia me sorprendió a mí. Cuenta que siendo Roca soltero, era amante de Guillermina de Oliveira, que estaba casada con su mejor amigo, Eduardo Wilde. Pero mirá la situación: el señor Wilde, tenía 41 años, se casa con Guillermina que tenía 15. En el libro cuenta, que cuando estaban de tertulia jugando cartas y fumando habanos, Wilde llevaba a los amigos – en su mayoría Ministros y hombres de Estado – a recorrer las instalaciones, y haciendo un shhh abría la puerta de los aposentos de la joven y la mostraba como si fuera un cuadro, mientras ella dormía. A Roca le gustó tanto el cuadro, que la sedujo, y la hizo su amante. Roca también le llevaba 25 años. Porque, claro, no es la edad la que determina la posición subjetiva, aunque cuando digo que la hizo su amante, no es porque sí. La escena es muy graciosa e ilustra algunas cosas.
De cualquier manera, esos son nuestros antecedentes. No hay que desconocer, ni olvidar, que durante siglos, los hombres, aunque haya habido excepciones, fueron padres, y las mujeres fueron hijas. Paradójicamente, desde ese lugar, el devenir materno, fue el único posible. Digo, hay una mutua responsabilidad y el feminismo surge a partir de esa responsabilidad. El feminismo es o debería ser, o haber sido, una transición, sino creo que es, como te decía, un contrasentido.
No sé si entiendo…
Imaginate que vos quisieras ingresar a algún lugar, pero no tenés las credenciales, podés robar el traje del guardia, su casco, y su pistola para poder entrar, pero una vez adentro, no podés quedarte siendo guardia para toda la vida. En algún momento, te metes en algún cuartito, te sacás el uniforme del guardia, dejas casco, revólver y todo, y te comportas según tu ser y tus propósitos. No entraste ahí para cuidar la puerta, sino para alguna otra cosa.
Vos decís que…
No importa que digo. Ya tengo hambre. Otro día seguimos.
jaja, ok. Pero no hablamos de tu libro!
Sushi quisiera comer… pero no escribas eso.