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Entrevistas a mí
diciembre 16, 2024|Capiton(é)

Entrevistas a mí

Tiempo de lectura: 5 minutos

¿Seguimos donde dejamos la otra vez?

Dale

¿Me vas a decir algo sobre el título?

Mirá, ayer estuve escuchando un podcast, muy bueno, se llama “The knowledge Project”. Entrevistaban al editor con más éxito en ventas de los Estados Unidos, Charlie Hoehn, que hablaba, entre otras cosas, sobre la importancia del título a la hora de vender libros, y me preguntaba cuan eficaz será el título de este libro. No sé si un número resulta efectivo a la hora de vender. Mis hijos me dicen que tengo que explicar las cosas, y a mí no me gusta explicar nada, eso es cierto.

Pero 371 ¿qué es?

Bueno… es una línea de omnibus en Buenos Aires. Que hace el recorrido de Don Torcuato, San Fernando, Virreyes y Acasusso. Y también es la característica telefónica de Letonia. Y es la numeración de muchas direcciones, y los últimos tres números del documento de alguna gente, o una patente. Claro que eso no tiene nada que ver con mi libro, pero no importa.

Mucho misterio…

A la vida le sobran misterios, ¿no? Si hay dios, no nos dejó nada resuelto. El otro día escuchaba a un humorista que decía que si dios diera una conferencia de prensa de cinco minutos resolveríamos un montón de asuntos en un santiamén, y es cierto.

La verdad… sería buenísimo. Hablando de misterios, otra cosa por la que me preguntaba, fue por el sello que pusiste al final. Lo ví unos días antes de que salga el libro, en una publicación que hiciste en Instagram. ¿Hace referencia a algo en particular?

Sisi. Esa señora, se llama Beatriz, y es mi antepasada, murió en 1504, tenía la edad que tengo yo ahora, y aparentemente, la envenenaron. En su historia hay pasiones y tragedias. Algunas muy terribles. Algunas más divertidas, como que cautivó a Fernando el Católico, y fue un amor de Cristóbal Colón. Lamentablemente, nunca se sabe que es lo que se pierde cuando la historia se cuenta. Cuanto hay de cierto, cuantos engaños, cuantas intenciones se mueren para siempre. Si fue una buena mujer, o fue una despiadada sin corazón, no podemos saberlo realmente. Es algo así como el Alma Mater del libro, o más que del libro de su publicación.

Podrías escribir su historia.

Si, es posible. Quizás. Cada cosa a su tiempo. Creo que hay novelas escritas sobre su vida, que no he tenido oportunidad de leer, pero me gustaría. Quizás sean buenas novelas.

¿Cómo supiste acerca de su historia?

Gracias a mi abuelo, a quien no conocí, pero dejó escrito un recorrido. El dejó su nombre y yo pude investigar el resto. Tengo entendido que en Las Canarias es una historia muy conocida.

En algunas crónicas de viaje está escrito que Colón se demoraba en las Canarias más de lo estipulado en sus viajes a América, porque se quedaba paseando con Beatriz, que estaba sola ahí. Le daba amor, y el ya no quería irse. Ya en el último viaje, la encontró casada. Pero es una historia muy larga, si te la cuento ahora nos vamos de tema, cuando terminemos la entrevista te la cuento.

Bueno.. sigamos entonces. ¿Cuál sería el género en el que incluiría su libro?

No lo tengo muy claro.

¿Es autobiográfico o es ficción?

Todo es ficción y autobiográfico a la vez. El sentir, es siempre autobiográfico, la forma de relatar el sentir, es ficción. Y aunque todo fuera 100% autobiográfico – que no es el caso –aunque lo fuera, toda vida, tarde o temprano es una ficción. En primer lugar porque las palabras son un recurso ineficiente a la hora de decir, las palabras se quedan cortas, no acaban de expresar lo que las personas podemos sentir o vivir. Los hechos, por otro lado, tampoco expresan la verdad de un ser, porque solo pueden explicarse en el devenir de esa vida, los actos pueden comprenderse en su relación con otros hechos o circunstancias, no pueden en realidad, explicarse cabalmente de manera aislada. Es decir, que aun cuando creemos tener el punto y coma de una historia, es mejor dudar, o por lo menos hacerse ciertas preguntas.

En uno de los relatos, decís que no soportas escribir sobre vos misma ¿eso es ficción o es real?

Es verdad. No es solo que me cuesta escribir sobre mí misma, me cuesta escribir. El acto mismo de escribir. Y no sé si es que me cuesta, tanto como que no quiero hacerlo. Pero es algo muy difícil de explicar. ¿Ves? Las palabras se quedan cortas.

¿Y por qué lo haces?

Porque es lo que sé hacer, y porque de algo hay que vivir, ¿no?

¿Sabés qué harías si no escribieras?

Lo que ya hago: atender pacientes y sacar fotos. Quisiera volver a comprar un equipo de fotografía, porque me robaron todo lo que tenía, y encarar varios proyectos que tengo pendientes. La fotografía me encanta, porque uno puede escribir sin usar las palabras. De cualquier manera, con las fotos me pasa lo mismo que me pasa con los libros, me cuesta dejar asentado mi trabajo porque sufro de cierto aturdimiento existencial, siento que somos muchos y que todos hacemos cosas, y llenamos el mundo de objetos, aunque se trate de libros o de fotos, siento que todos es excesivo, y el impulso a la nada me llama.

Claro, si cedieras a ese aturdimiento no podrías hacer demasiado.

Exactamente. Podría consumir lo que otros hacen, que de hecho, es lo que hago. Leo mucho, escucho mucho, veo mucho: libros, conferencias, podcasts, música, películas. Tengo cierta adicción al saber, que celebro, realmente, porque rara vez me aburro. Es como dice Borges en algún lado “que otros se jacten de los libros que han escrito, yo me jacto de los libros que he leído”. Pero compartir con el mundo lo que uno es y lo que uno hace, aun a riesgo de encontrarse con una pared, capaz sea un acto cívico. Imaginate si Borges se hubiera quedado con su jactancia nomás, no nos habría dejado ningún libro. Pero bueno, yo no soy Borges, por eso me parece un poco pretencioso escribir, y publicar libros, y decir cosas, y que la gente use su tiempo en leer las pavadas que puedo decir.

¿A qué te referís con encontrarse con una pared?

A eso que te decía anteriormente. Cuando uno escribe, es el otro el que lee. Uno se muere un poco en el acto de escribir, porque el otro es quien le da significación a lo que uno escribió. Es en algún punto, el costo que se paga. Cerré mi libro anterior con un fragmento de Derrida, que dice precisamente esto “vivo mi muerte en la escritura”, porque una vez que el libro pasa a manos del lector, el lector hace la lectura que quiere, o más bien, la lectura que puede. Un escritor nunca va a sentirse menos solo porque otros lo lean, solo puede sentirse menos solo por lo que lee en libros de otros. Será ilusorio, o no, pero es reconfortante.

Claro, hay ocasiones en que uno está leyendo y piensa “esto es exactamente lo que siento”, o yo no podría haber dicho esto con mejores palabras.

Exacto. A eso me refiero precisamente.   

¿De qué temas hablas en tu libro?

Es difícil de circunscribir. Creo que escribo sobre el amor, y sobre la dignidad de lo humano.

Al final del libro hay un texto que no es un texto sino un conglomerado de citas, ¿qué podés contarme sobre eso?

Hay cosas que escribo porque es mi modo de expresión, es lo que sé hacer, otros escritos son una necesidad. Yo necesitaba escribir sobre una historia muy difícil que viví, una historia muy densa. Pero nunca pude hacerlo. Lo único que pude hacer, es eso que hice. La historia duró más de 10 años, y viví durante esos 10 años con una certeza absurda en mi cabeza, fue realmente difícil.

¿Por qué una certeza absurda?

Digo una certeza absurda, porque estaba y todavía estoy convencida de ciertas cosas, que no puedo confirmar como ciertas. Y si otro u otros hacen cosas absurdas, las certezas que se tienen al respecto, son también absurdas, invariablemente.  Es decir, ese último texto, es un esfuerzo que no pudo dar más de sí mismo, llegó hasta ahí, no pude desplegar la historia, no pude explicármela a mí misma, ni metaforizarla. Quizás algún día pueda hacerlo, no lo sé. Es como si estuviera convencida de que la Tierra es redonda y no plana, pero no tuviera forma alguna de comprobarlo.

Última. ¿La dedicatoria? ¿Tiene un destinatario?

Ja. No hablemos mejor de la dedicatoria.

jaja. Ok, contame más de Beatriz entonces.

Dale.

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Otro Edén
octubre 9, 2024|Capiton(é)

Otro Edén

Tiempo de lectura: < 1 minuto

There is nothing like the sight of an amputated spirit.

Scent of a Woman, Bo Goldman

Se acabó el tiempo – dijo Dios.

Y el acertijo quedó sin responder.

Confunden cosas y palabras,

se someten a la guerra,

se enamoran de las armas.

Ay. El lienzo olvidado.

La tragedia del pensar,

la sed inacabada.

Laberintos de tiempo:

espejos,

ligustros y

cigarras.

Tu mal:

enredado en tus entrañas,

Equivocando los caminos,

errando las distancias.

Tu debilidad, es la historia.

Y tu escoria el albedrío.

No fuiste el agua del mar,

Y menos fuiste el agua del río.

Siglos y milenios,

de escudos escarlata,

De necios, ladrones y piratas.

¿Qué hago ahora entre cebras y jirafas?

¿Para quién tejo mi trenza?

¿Por quién canta mi garganta?

Otro Edén – Dios.

Idéntico que sea el árbol,

Idéntico también el fruto.

Mas el hombre – por favor –

que sea más astuto.

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Tal es la ley
octubre 4, 2024|Capiton(é)

Tal es la ley

Tiempo de lectura: 2 minutos

Venerar lo infinito: tal es la ley.

Los Miserables, Victor Hugo.

Pretendía que sienta por él algún tipo de admiración, porque una vez, metió la pelotita con pericia y excelso dominio, en no sé qué lugar, ni sé bien de qué manera, ante la mirada absorta de ochenta mil espectadores. Por eso, lo habían premiado con una copa; medallas, y esas cosas. En tal ocasión, un señor de traje que tenía un escudo en el blazer, le dio una palmada sobre el hombro derecho. Y hasta le sonrío.

Fue en razón de aquello, que él esperaba que yo lo admire. Esperaba que lo admire, pero que más lo desprecie, que me guste, pero que no lo demuestre, que lo ignore una vez, y que después; lo ignore siempre. Esperaba que finja, digamos, hasta el orgasmo.

Sus pretensiones fueron incompatibles con mis pretensiones, detalladas con precisión en la treceava línea de un poema. El caso es que aquello duró poco, o más bien nada, y solo quedaron los asuntos legales por resolver.

Pude contabilizar en él; una virtud y diecisiete vicios. Era inescrupuloso, perverso, calculador, mentiroso, ludopata, dependiente, misógino, sádico, machista, posmoderno, narcisista, tacaño, egoísta, histérico, insistente, hipócrita y feo.

La primera y única virtud, junto al último defecto, me lo hicieron querible, por lo menos durante un tiempo. Es verdad que era feo, pero a mí – que no me gustaba cualquier fealdad – me había gustado la suya.

Su curiosidad, confieso, era como la mía: ávida e incesante. Sin embargo, yo sentía culpa, y él era un delincuente. Por lo demás, él era sádico, ocurrente y rico. Yo: imperturbable e insolvente.   

La ludopatía y su falta de escrúpulos hicieron de él, un hombre peligroso. Incalculables fueron los daños ocasionados, y las conductas muy penalizables en las que incurrió a lo largo de una década. Llenó de arena todas las miradas, rompió con perfidia todos mis espejos, y aunque faltó a los mandamientos de todas las biblias, y atentó contra todas las leyes, era una sola cosa la que no podía yo ya perdonar. Por su causa, puse un cerco a mis fronteras, amurallé mi frente y protegí mi espalda.

Necesité después, de las cosas concretas para nunca olvidar: un puñado de tierra, números consecutivos, una reina y la barca, el águila herida, una yegua mansa. Un feudo, una cruzada, la américa y una india dorada; una cruz sangrante, y la Palabra. Santos y caminos, pestes y plegarias, el corazón del continente, el tambor de la batalla. La oración, y la muerte.

El vientre. Y la espada.

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Entrevistas a mí.
agosto 29, 2024|Capiton(é)

Entrevistas a mí.

Tiempo de lectura: 5 minutos

¿Las ventas de tu primer libro, fueron las esperadas?

No esperaba nada, en realidad. Ni una, ni dos, ni mil. Si uno publica algo, supone, que alguien en algún lugar puede querer comprar su libro, de la misma manera que uno compra libros de otros, pero nunca pienso en eso cuando escribo. Claro que en algún momento, sobre todo cuando me llega la factura del gas, llamo a la editorial y pregunto si tienen novedades. Vendí algunos libros, menos de los que hubiera querido, sobre todo porque pienso que quizás soy mejor analista escribiendo, que en mi consultorio.

¿Qué relación hay entre la escritura y tu profesión, en general? Más allá de tu primer libro que sin ser teórico, es académico, o que sin ser académico, es teórico.

Bueno, para empezar estudié psicología pensando que en algún momento iba a escribir. Me parecía que entender la mente humana era lo mejor que podía hacer si quería escribir, y no me equivoqué. Sin embargo, en aquel momento, pensaba que iba a escribir novelas, o guiones cinematográficos… Después la vida me llevó por otros caminos, y aunque durante los primeros tres años de mi carrera ni se me cruzaba por la cabeza dedicarme a la clínica, después terminé haciendo eso, y mi escritura está ligada, de una manera o de otra, a la enorme cantidad de interrogantes que mi profesión me plantea.

¿Porqué decís que crees que sos mejor analista escribiendo que en el consultorio?

No sé si será así, pero cuando escribo siento total libertad. En el consultorio, hay ciertos principios analíticos, que no cumplo siempre, por distintas razones: porque intento alguna otra cosa, porque desconfío de las teorías, y porque me resisto a las formalizaciones. Sé que hay “deberías” que están en mi cabeza cuando estoy atendiendo (deberías intervenir menos, deberías hacer sesiones más cortas, deberías interrumpir las sesiones, etc). Todas esas premisas están en las bases de un supuesto buen quehacer analítico, y como no siempre estoy segura de su eficacia, voy probando que es lo que funciona con cada paciente. Cuando escribo no me cuestiono, porque no hay patrones ni principios que deba seguir.

¿Qué te hace dudar de la eficacia de esos principios a los que te referís?

La ambigüedad en sí misma. Necesito entender las cosas, y no solamente incorporarlas.

Si la Biblia, por ejemplo, dice, “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos“, yo no puedo incorporar eso como una verdad así como así. Tengo que resolver la ambigüedad, determinar de qué se trata, le doy un millón de vueltas. Si Dios me manda a matar a mi hijo como hizo Abraham con Isaac, no agarro una espada y veo si aparece el ángel, sino que tengo que preguntarme insistentemente que quiere decir eso. Si en el Corán está escrito que si la mujer desobedece a su marido, este tiene que encerrarla en su habitación y azotarla, yo pienso pero que disparate es ese, y punto. Empezando por la cuestión de la obediencia, que por otro lado también está en nuestra Biblia. No hay, para mí, verdades reveladas en ningún lado. Tengo que poner todo a prueba. Funciono así, que le voy a hacer.

Con el psicoanálisis me pasa lo mismo. Entonces si Lacan dice “la mujer no existe”, yo digo, vamos a ver, si dice “no hay relación sexual”, también, vamos a ver que quiere decir con eso, si sugiere que un semblante vale más que un ser, lo pongo en duda. Y después vemos. No puedo ir por la vida, aceptando lo que no entiendo, sino que voy por la vida, tratando de entender lo que no entiendo.

Pero cuando uno se ciñe a algo, a un constructo armado, sea religioso o científico, hay cosas que están resueltas, y vivir quizás sea más fácil.

Me quedé pensando en eso que dijiste sobre el Corán… ¿Habrá feministas en los países islámicos?

No sé. Igual… ya que lo mencionas, el feminismo, convengamos, es un contrasentido.

¿Porqué decís eso? ¿No considerás que sea un movimiento necesario?

Lo digo porque pienso que es momento de decirlo. Entiendo que hay todavía infinidad de injusticias, ciclos viciosos que se perpetúan por ignorancia, abusos que surgen del mismo lugar, pero no creo que sea desde el feminismo que vayan a resolverse, sino con una mujer y otra y otra y otra y otra; con las mujeres, y con los hombres. Es decir, son las mujeres las que van a dar lugar a la paridad. Las mujeres y los hombres. Las feministas, y los feministas, hablan de igualdad. Las mujeres y los hombres, actúan y se comportan según la paridad. Paridad e igualdad no son la misma cosa. Donde hay padres: o hay hijas, o hay feministas. Hay cierta simplificación en esto, los analistas sabemos que las cosas en relación a los sexos – a la sexuación en realidad – es más compleja. Lo que planteo es una pauta para pensar de manera simple, la cuestión del feminismo en la actualidad.

Me sorprende lo que decís.

Bueno, no sé si es para sorprenderse tanto, o sí, no sé. Me hiciste acordar a algo que leí en la biografía del presidente Roca, de Félix Luna. Esa historia me sorprendió a mí. Cuenta que siendo Roca soltero, era amante de Guillermina de Oliveira, que estaba casada con su mejor amigo, Eduardo Wilde. Pero mirá la situación: el señor Wilde, tenía 41 años, se casa con Guillermina que tenía 15. En el libro cuenta, que cuando estaban de tertulia jugando cartas y fumando habanos, Wilde llevaba a los amigos – en su mayoría Ministros y hombres de Estado – a recorrer las instalaciones, y haciendo un shhh abría la puerta de los aposentos de la joven y la mostraba como si fuera un cuadro, mientras ella dormía. A Roca le gustó tanto el cuadro, que la sedujo, y la hizo su amante. Roca también le llevaba 25 años. Porque, claro, no es la edad la que determina la posición subjetiva, aunque cuando digo que la hizo su amante, no es porque sí. La escena es muy graciosa e ilustra algunas cosas.

De cualquier manera, esos son nuestros antecedentes. No hay que desconocer, ni olvidar, que durante siglos, los hombres, aunque haya habido excepciones, fueron padres, y las mujeres fueron hijas. Paradójicamente, desde ese lugar, el devenir materno, fue el único posible. Digo, hay una mutua responsabilidad y el feminismo surge a partir de esa responsabilidad. El feminismo es o debería ser, o haber sido, una transición, sino creo que es, como te decía, un contrasentido.

No sé si entiendo…

Imaginate que vos quisieras ingresar a algún lugar, pero no tenés las credenciales, podés robar el traje del guardia, su casco, y su pistola para poder entrar, pero una vez adentro, no podés quedarte siendo guardia para toda la vida. En algún momento, te metes en algún cuartito, te sacás el uniforme del guardia, dejas casco, revólver y todo, y te comportas según tu ser y tus propósitos. No entraste ahí para cuidar la puerta, sino para alguna otra cosa.

Vos decís que…

No importa que digo. Ya tengo hambre. Otro día seguimos.

jaja, ok. Pero no hablamos de tu libro!

Sushi quisiera comer… pero no escribas eso.

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INXS
agosto 11, 2024|Capiton(é)

INXS

Tiempo de lectura: 2 minutos

Those small hours.

By my side, A Farris

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Protegido: Entrevistas a mí
junio 26, 2024|Capiton(é)

Protegido: Entrevistas a mí

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Protegido: Entrevistas a mí
mayo 8, 2024|Capiton(é)

Protegido: Entrevistas a mí

Tiempo de lectura: 7 minutos

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If…
abril 28, 2024|Capiton(é)

If…

Tiempo de lectura: 2 minutos

By RUDYARD KIPLING

If you can keep your head when all about you   

    Are losing theirs and blaming it on you,   

If you can trust yourself when all men doubt you,

    But make allowance for their doubting too;   

If you can wait and not be tired by waiting,

    Or being lied about, don’t deal in lies,

Or being hated, don’t give way to hating,

    And yet don’t look too good, nor talk too wise:

If you can dream—and not make dreams your master;   

    If you can think—and not make thoughts your aim;   

If you can meet with Triumph and Disaster

    And treat those two impostors just the same;   

If you can bear to hear the truth you’ve spoken

    Twisted by knaves to make a trap for fools,

Or watch the things you gave your life to, broken,

    And stoop and build ’em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings

    And risk it on one turn of pitch-and-toss,

And lose, and start again at your beginnings

    And never breathe a word about your loss;

If you can force your heart and nerve and sinew

    To serve your turn long after they are gone,   

And so hold on when there is nothing in you

    Except the Will which says to them: ‘Hold on!’

If you can talk with crowds and keep your virtue,   

    Or walk with Kings—nor lose the common touch,

If neither foes nor loving friends can hurt you,

    If all men count with you, but none too much;

If you can fill the unforgiving minute

    With sixty seconds’ worth of distance run,   

Yours is the Earth and everything that’s in it,   

    And—which is more—you’ll be a Man, my son!

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Protegido: El paraíso.
marzo 18, 2024|Capiton(é)

Protegido: El paraíso.

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Protegido: De planes, penitencias y palabras.
marzo 18, 2024|Capiton(é)

Protegido: De planes, penitencias y palabras.

Tiempo de lectura: 7 minutos

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