– I –
.ANA CRUZ ITURRIETA.
Perecer… resistiendo
Conozco a Ana, desde que eramos chicas, 8 o 9 años, no recuerdo; pero estoy segura de haberla visto en las fotos de mi primera comunión. No eramos tan cercanas, ni demasiado amigas, pero compartíamos un rasgo común: estábamos las dos, desteñidas o despintadas… eramos… descoloridas.
La perdí de vista, y cuando volví a encontrarla, ella había cambiado de tiempo. No puede haberse mudado… no no, es más factible que haya inventado su propio tiempo. Con sus propios minutos y sus propios segundos: sus propias reglas. Si su tiempo es distinto, también su espacio lo es.
Ana puede representar la realidad con una exactitud pasmosa. Tan estrepitosamente real es aquello, que no puede más que volverse fantasía. Quizás la de ese tiempo suyo, que inventó para sí.