– XI –
NICOLAS PICATTO
¿A qué edad empezaste a relacionarte con el arte, o de qué manera?
Empecé desde muy chico… tres o cuatro años. Me atraían los lápices, pintar, manchar.. esas cosas. Después me enganché con los cómics y empecé copiando lo que veía. También construía cosas con mis juguetes. Tengo dibujos guardados, de cuando era muy muy chico.
Mi vieja me motivaba, empezó a comprarme libros de arte, colecciones que se publicaban semanalmente.. y así supe ya desde chico, como se construye una obra, una escultura. No podía creer que pudiera esa gente crear así y pensaba: a ver si yo puedo acercarme un poco… y me di cuenta que con la práctica me podía acercar a eso. Entendí que hay un proceso… que lleva tiempo. Tuve un primer período muy realista, alrededor de los 12 años. Más adelante, empecé a crear, ya no a copiar, me interesaba diferenciarme y la creatividad.
Si bien soy el único artista de mi familia, en mi casa todos tenemos una sensibilidad incorporada, mi carrera surgió naturalmente y a nadie le sorprende que me dedique a esto. Si puedo decir, que de adolescente fui muy conflictivo y el arte me ayudó a canalizar un poco… bueno, no sé, capaz me agravó lo transgresor, jaja.
¿De qué manera te formaste? ¿Recibiste una formación sistemática?
Estudié en la Escuela Terciaria de las Artes, en Córdoba. Primero me anoté en la universidad pero yo solo quería incorporar ideas a lo que ya venía haciendo, así que me pareció mejor un terciario. La conexión ahí es diferente, no es un ámbito tan intelectual, tan pesado… en ese ámbito hubo rock and roll, faso… esas cosas.
¿Qué vinculación hay entre el faso y tu obra?
Básicamente, se modifica la percepción de lo que quiero crear. Si estoy fumado, lo más común es que sienta que estoy creando algo magnífico, y después me doy cuenta que no. No soy realmente yo. Necesito mucha lucidez cuando estoy trabajando, sobre todo en la pintura, por la combinación de colores. Los colores vibran uno al lado del otro, de distintas formas, y es algo que tengo que poder captar. Esa lucidez la pierdo si estoy fumando. Una obra llega, cuando la teoría está aplicada.
¿Qué podés decirme de tu obra? ¿Tenes temas recurrentes?
Hace años busco un estilo, no se si puedo definirlo de alguna manera pero viendo en perspectiva sí hay una continuidad. Siempre me encuentro con una ausencia, con la soledad y también con el humor. Creo que eso es lo recurrente, eso, entre otras cosas.
Empecé con el dibujo paralelamente a la pintura. En mis dibujos las figuras humanas tienen un papel preponderante, figuras humanas desnudas. Si alguien está vestido, seguro está descalzo. La figura humana me interesa mucho, las sombras, los claroscuros.
Cuando vos ves un cuadro, no lo ves 100 % a primera vista. El ojo va primero a un lugar, y solo después tu vista va a hacer un recorrido. Cuando hay figuras humanas, ellas generan tensión en el espectador. Me interesa eso, esa tensión.
¿La inspiración? ¿De dónde surge?
Me nutro de escenas que veo en la calle, me gravo esa imagen y la anoto. Me pasó de perderme cosas hermosas por no anotarlas. Pero ahí, a partir de esas escenas me vienen ideas a la cabeza. Tengo que anotarlas al toque porque sino se me van. Hago un boceto rápido, algo chiquito. Después trabajo la obra con más detenimiento.
Yo daba clases de pintura, mis alumnos venían con una foto para copiarla y yo les proponía que creasen algo, la gente tiene miedo de que les salga una araña sobre la cabeza de alguien! Y no pasa nada. Para mí, cuando a vos te sale algo, no tenes que frenar, sino seguir, seguir, seguir y que salga lo que salga… La principal virtud de una persona creadora es que no le pone freno! Dejar fluir… parece simple, pero cuando estás muy esquematizado y estructurado no podes. Cuando intelectualizas mucho, ya no comunicas.
¿Qué función cumple el error en este proceso creativo?
A veces tacho, a veces borro. El error tiene que ver con cómo estoy en ese momento, y a veces lo dejo y lo retomo otro día. Me pasa que a veces dejo algo, me frena un error, o una dificultad y después cuando lo agarro de nuevo, me gusta. Me pasó también, que cuadros que no me gustaban fueron los que más rápido se vendieron.
¿Tenes rutina para trabajar?
Automaticamente te preparas para trabajar, haces el hábito, se te hace una rutina.
Soy carpintero también, hago marcado de cuadros, bastidores. Me encargan y vendo. Me encanta. Tengo el taller en casa de mi padre.
Ahora estoy laburando con el arte urbano, estoy haciendo unos rostros gigantes, los corto en seis y después los pego, pero hay lugares donde no se puede pegar o pintar porque a la gente puede no gustarle. Entiendo que pintar un mural al aire libre puede traerme muchos problemas. Te comés unos garrones tremendos si te agarran in fraganti pintando; la problemática es la misma en Europa. Hace unos años cerca de Lisboa en Portugal tuve un disgusto por ese tema. En Europa te sacan todo, te detienen.. No quiero pasar otra vez por esto. Por eso, ahora uso una técnica más efímera en papel, lo hago rápido, de noche, y lo hago porque me encanta. Salir de noche y pintar y que no haya nadie un martes, me encanta! La nocturnidad y todo eso que la envuelve… esta buenísimo. Eso me tiene muy copado. Como artista uno tiene que estar siempre haciendo cosas, exponiéndose. Cuando uno está en actividad, surgen cosas.
¿Tu animo interviene en tu obra..?
Si si si.. el animo interviene en mi obra, totalmente. Cambia el color, las paletas. Desde el bajón pueden salir cosas hermosas, alucinantes. La soledad te hace entrar en lugares oscuros pero de mucha creatividad, es un campo abierto para la creatividad porque no te importa nada. Curiosamente ese bajón te da libertad de acción.
¿Sos religioso?
Fui a un colegio de curas acá en Salta unos tres años en esa edad de las hormonas… una experiencia muy negativa, fue un bajón, entonces incorporé la mala conducta y cuando tenía catorce me echaron, pero sí hice lindas amistades.
AMOR , DESTINO , BELLEZA Y MUERTE
Una sinfónica, porque son instrumentos, es como una orquesta y eso produce una sinfonía.
F I N .-