De Gregoria, la madre, a Adolfo, el hijo.
Salta, 23 de enero de 1865
Mi muy querido hijo: Por tus cartas del 8 y 24 de noviembre, veo que después de 3 meses en Europa aún estabas en París. ¡Cuánto tiempo tardarán todavía en Italia! De todos modos, me parece bien que regreses con Bedoya, porque le tengo horror a la fiebre amarilla.