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.SIN.
mayo 13, 2018|Capiton(é)

.SIN.

Tiempo de lectura: < 1 minuto

 

Un exceso de libertad,

se expresa así:

en una negación.

 

La convención que a todos seduce,

no me excluye, pero es excluida por mí.

 

Como todo exceso,

termina regalando infiernos,

más de hielos,

que de fuegos funestos.

 

Mas se equivocan:

no hay sujeción,

libre de engaños.

 

Lo más real,

de lo más etéreo,

es el despojo

(y progresivo),

de todo aquello…

de lo excesivo.

 

Sin sujeciones, y sin engaños,

la verdad, no tiene exclavos.

 

Lo más etéreo,

no pesa nada,

ni carga excesos,

ni se enmascara.

 

 

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Francia
abril 1, 2018|Capiton(é)

Francia

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Quería palpar la continuidad de la existencia. Para sentir su calor.

Quería también ser extranjera en una tierra que no pudiera nombrarme.

Entonces te elegí.

Volando comprendí que otorgar concesiones ofrece sus ganancias: no solo la oblicuidad de la luz, en tal grado acontecida que es a la vez generosa y perfecta, sino también mi propio ojo llevado al extremo posible de su naturaleza.

En otras concesiones, encontré cálido el hálito que me habita y supe darle gracias más que una única vez.

Me dejé seducir por tus imperativos y aunque no podían deslumbrarme, me sentí libre y te dejé hacer.

Escuché las lenguas de las mil ciudades y contemplé los rostros. Los distintos y los iguales.

Por cumplido, comprendí la lógica velada de un capricho y ante el vértigo, supe que surcaba abismos y no me dejaría caer.

Busqué un espíritu en una de tus calles.  Lo encontré levitando en lo íntimo y cotidiano de una anécdota.

En la misma calle, un instante vino a expatriar un hechizo. Y supo curar la herida, al darme su abrigo.

Vine a tu tierra donde nadie puede nombrarme, y asi sin nombre, me voy.

Lo que me nombra ya no me nombra, lo que me nombra es lo que soy.

Esta frontera es puente y camino: de un lado el destino, del otro, yo.

 

 

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Conjuro
marzo 14, 2018|Capiton(é)Random

Conjuro

Tiempo de lectura: < 1 minuto

 

La piel,

Demudada,

Trasmutada,

Que es otra y la misma piel.

 

Recuerda lo que ha sido,

Olvida,

Sobre papel.

 

El vientre,

Ahora inerte,

Que fuera fuente,

de un despertar.

 

La boca,

En otra boca,

Cumple promesas,

A su pesar.

 

La navaja,

De las palabras,

La sangre,

Sin su caudal.

 

La nada,

Que reina y habla,

Tierra fertil,

Un manantial.

 

El velo,

Que ya no existe.

Zumbido obsceno,

En su lugar.

 

El agua,

Contaminada,

Una promesa,

Letal.

 

El tiempo,

Que es otro tiempo,

 

Promete,

lo que será.

 

El tiempo, así susurra:

No volverá.

 

Que bebías,

agua de río,

 

Que la bebías,

bajo del mar.

 

 

 

 

 

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12 x 12
marzo 12, 2018|Capiton(é)Entrevistas

12 x 12

12 x 12
Tiempo de lectura: 12 minutosTiempo de Lectura: 12 minutos

– III –

.IGNACIO COLL.

La Obra

“En la vida, toda adivinanza, tiene por respuesta, otra adivinanza”.

Jaime Barylko, David Rey.

La hermana de su mamá – que a su vez es hermana de la mamá de mi amiga, que también tiene un hermano que después tuvo hijos y son ahora primos de mis propios hijos – está casada con el hermano de mi abuela, que a su vez tenía otro hermano que estaba casado con la prima de mi papá. Es amigo de mis primos, primo quizás, de  algún amigo, conocido de siempre y desde siempre querido.  

Nacho se transporta en un péndulo, y lleva en su mano un pincel. No es lo mismo que viajar en auto, o trasladarse a pie. Un péndulo es acaso, mucho más complejo que un tren.

Quien coincida en la movilidad, sabrá por experiencia, que no es posible bajarse de él.

 En dominarlo, está el asunto,

En hacerlo con gracia, la dificultad,

Encontrar los matices, deviene en belleza,

De nunca traicionarse, nace la bondad.

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DE COSAS QUE APRENDÍ
marzo 6, 2018|Random

DE COSAS QUE APRENDÍ

Tiempo de lectura: 2 minutos

My hands are of your colorbut I shame to wear a heart so white.

Macbeth- Shakespeare

 

No me olvido el día que Rosi entró por esa puerta. No, no me olvido.

 

La tarde anterior, algunos compañeros se reunían en torno a la mesa redonda, la de paño verde. Conversaban animados y reían. Traían de otras horas, una broma con historia, historia que yo desconocía. Un “private joke”. Ninguna preocupación a la vista, nada que objetar, nada que callar. El tiempo detenido por el mismo presente, exigiendo estar-ahí. Heidegger excluido aún, también sus preguntas.

No sé cuál era mi ensoñación, pero de ella salí cuando alguien me pidió que hiciera lo que yo hice.

Estaba junto al teléfono. Solo debí levantar el tubo; era de aquellos de antes, que pedían paciencia entre un dígito y el siguiente.

Ya del otro lado de la línea, un contestador automático me decía: “Somos Radio Cielo, 92.1, líder en audiencia. Dejanos tu mensaje después de la señal”.

Miré a mis compañeros – en ese momento mis superiores – para que ordenaran. Y obedecí. “Un saludo para Roxana Aurelia Salomón, con todo cariño de Evaristo Emiliano Arévalos”.

Escuché risas, probablemente también reí. Y volví a mis ensoñaciones; a un cigarrillo, tal vez.

Me abrigué al salir, el sol ya no estaba y el frío se hacía sentir.

Por la mañana me abrigué otra vez. Debajo del uniforme, estaba la piel. Desayuno y correr, correr de estar apurados, de que somos muchos para un solo baño, y estamos llegando tarde. Después llegar, y saludar, y formar. Bandera, rezos, y todo eso.

De la clase de geografía no recuerdo nada. Recuerdo lo otro. Lo de antes, y lo de después.

Rosi interrumpió la clase, sus facciones muy ofuscadas, tensas. Lo que al principio fue enojo se tornó llanto.  Soltera y muy sola, la radio era su fiel aliada, su amiga, cálida compañía.

– ¿Quién fue? – Preguntó.

Un silencio bruto y avergonzado cubrió la clase.

Levanté la mano.

Ya en su oficina, lloró desconsoladamente, preguntándome porqué había querido dañarla. Le pedí perdón de todas las formas posibles, intenté explicarle, lo que no tenía ninguna explicación más que la más absoluta pavada. Intentaba decirle que no sabía por qué mis compañeros le hacían bromas a Evaristo, que era una estupidez, que no le de importancia. No había puerta de salida. Si la broma era para él, el agravio era para ella. Inevitablemente. Indudablemente. Indefectiblemente. Mente… mente estúpida la mía. Pensé.

Al volver al aula, la profesora me miró con enorme desilusión.

No es lo mismo lucirlo que tenerlo, pensé. Al corazón de piedra verde. Eso sentí, y así lloré.

Desde entonces me ordeno a mí misma no intervenir en lenguas privadas ni permitir que otros me digan que hacer.

Rosi entendió mi pena, y nos guardamos mutuo cariño. Recibió a mis hijos en la puerta del colegio, como antes me había recibido a mí, con ternura y sin rencores.

Pero yo aprendí… así aprendí.

 

 

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De llaves, puntos y claves.
marzo 4, 2018|Capiton(é)Filosofía y Psicoanálisis

De llaves, puntos y claves.

De llaves, puntos y claves.
Tiempo de lectura: 3 minutos
 “En todas las almas, como en todas las casas. Ademas de fachada hay un interior escondido”.
Raul Brandaõ

Es cuando tengo la cabeza llena de música que viene a invadirme algún pensamiento tenaz; de esos que no quieren irse… que no lo abandonan a uno hasta ganar verdadero espacio en algún hilo de razonamiento más o menos acabado.

En un deslizamiento significante bastante curioso, concluyo que las paredes se construyen o se destruyen y que, sucederá lo uno o lo otro, dependiendo de una sola variable. Variable indecible, impronunciable, aún más: difícilmente descifrable. Todo depende de ella, o casi todo. Sin importar la complejidad de una teoría, todo se ordena si esta variable se vuelve visible. Habremos de  conocerla, para malentender y confundir con justicia.

Una vez que se asume la bondad de un misterio,  descifrar sus códigos, solo a veces es necesidad.

He leído a Lacan, me ha atrapado en su red. Lo veo, indicando una ruta, señalando el camino, a quien no es capaz de entender su lengua. No su lengua hecha de letras y palabras, sino aquella hecha de intenciones y deseos: metáfora viva, ilusión errante, producción hecha vida.

Quiero salir de ahí para mirarla de lejos, desde más lejos.. y más lejos. Quizás así pueda leer esta variable, indecible, impronunciable… difícilmente descifrable. Para que ordene los actos, para asir los conceptos. Para poder amarlo, bah.

Apollon Moikov, fue un poeta ruso a quien conocí hoy, por curiosidad. Amigo de Dostoievski, escribió estas palabras que pronunció en un discurso unos días después de su muerte:

(…) Conversábamos durante muchas horas, argumentábamos y debatíamos, trabajábamos sobre diferentes ideas nuevas, discutíamos el trabajo de cada uno, y como resultado, nos ayudábamos a comprender mejor las cosas.

Discutíamos acerca de todo: eventos actuales, sucesos insignificantes en nuestras vidas personales, grandes eventos que se sucedían en nuestro país y alrededor del mundo. Discutíamos todo en una gran escala, con una perspectiva histórica. A aquellas cosas pequeñas e irrelevantes, las conectábamos lógicamente  con eventos significativos. (…) 

El siempre quería llegar al “corazón del asunto”, alcanzar un entendimiento de aquello que era lo más esencial de la vida. Los dos queríamos eso, y él… ayudaba a otros a alcanzar sus objetivos.

Oh! Si las personas pudieran entender, entonces el mundo sería el Paraíso en la Tierra – solía decir. – ¿Qué quería decir exactamente con ese “entender”?

(…) Después del aplauso, los gritos y vitoreos de las grandes audiencias que seguían lecturas de sus trabajos; el solía repetir: – “Si, si, esto está muy  bien ¿pero realmente lo entienden? – El se refería a aquello que llamaba “el corazón del asunto“.

El estructuralismo se sumerge en la profundidad de las cosas para develar aquello que hay de común en elementos aparentemente desconectados; aquello que hay detrás de las palabras, en los cimientos. Una suerte de alquimia significante.

Las elaboraciones teóricas a lo largo del tiempo, no pueden disociarse del período histórico al que responden, incluso ante el cual reaccionan. Así, en una oscilación que no se detiene, se desarrolla la historia del pensamiento.

El reduccionismo freudiano, que existe, es tanto más una insistencia, que un error; pues se insiste ante aquel o aquello que se resiste.

Freud no solo fue brillante; por sobre todas las cosas, fue un hombre sincero. No espero de él, más de lo que nos ha dejado, que es bastante.

Hay un principio ordenador detras de todo desorden, hay una u otra necesidad, detras de toda teoría.

Despegar la corteza de sus membranas, lentamente. Para que no sangre. Las suyas, Sir Jacques Lacan.

*Fragmento del discurso escrito y leído por Apollon Maikov, en la Reunión General Especial de la Sociedad Eslávica de Caridad, Febrero o Marzo de 1881.
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MÚSICA PARA HOY
febrero 23, 2018|Capiton(é)

MÚSICA PARA HOY

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Con psicoanálisis no hay poesía.

Habrá que encontrar… otros asilos.

Asilos como éste.

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1 x 1
febrero 22, 2018|Capiton(é)

1 x 1

1 x 1
Tiempo de lectura: < 1 minuto

“Dios, me enseñaron las Escrituras, no está para esto.

Está para preguntar, donde estás Tú”.

Jaime Barylko en David Rey

 

Cuando mi hijo mayor me preguntó si creía en Dios, no pude mentirle.

– La bondad es nuestra responsabilidad – me salió decirle – Está en nuestras manos.

– ¿Cómo? – insistió.

– Creo en los hombres, confío en la humanidad. – Respondí.

Después me dije para mis adentros, más vale que te lo creas, porque no sabes mentir.

Es cierto. No hay idea de dios, que valga para mí, más que cualquier corazón palpitante.

No seguimos hablando. Con la misma seriedad que formuló su pregunta, continuó con su juego de peluches y superheroes.

Mis padres me regalaron su fe y su fe, fue también mi fe durante muchos años. Unía a la familia, en algo más que una posibilidad: nos unía en la esperanza.

De niña, soñaba soñar con dios. De tanto anhelarlo, hasta mentí. No sucedió. Quizás fue mi anhelo el que me hizo encontrarlo en todas partes, hasta que quedó pulverizado, atomizado, desgranado: vivo.

Hoy, una idea de dios me parece grotesca. Sin embargo, amé mi fe, y amo aún los recuerdos que  me ha dejado.  Crecer en la fe, tenía la apariencia del lugar seguro: un recinto iluminado. Perderla, fue también quedarme sin luz, estar en penumbras… durante largo tiempo.

Tuve que reflexionar acerca de aquello, de aquella respuesta que  dí.

Tengo aquí el mundo, y este gran mapa. Todos sus kilómetros, más o menos habitados.

 

Creer en la humanidad – concluí – es olvidar su abstracción. 

 

Aquí, construyo mi fe. La que pienso regalar a mis hijos.

Fe en cada hombre y cada mujer.

Así:

uno

por

uno.

Confiar en su potencia.

Verla convertida en acto.

 

 

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12 x 12
febrero 10, 2018|Capiton(é)Entrevistas

12 x 12

12 x 12
Tiempo de lectura: 7 minutosTiempo de Lectura: 7 minutos

– II –

.MATÍAS DE LA GUERRA.

Círculos en el espacio.

 

“Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista.
Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano.” 

Jorge Luis Borges. El otro.

 

 

Lo busqué por el color. Un color que no me define, ni me nombra, ni me dice. Nada. Por eso me importa tanto; este color.

El amarillo se disfraza de alegría, y esconde siempre, los más tenebrosos peligros. No es una paradoja cualquiera, si se parece a la vida misma.

Que le imputen cualquier impuesto, al amarillo. Nadie puede reprocharle falta de vitalidad. Como todo lo vivo, atrae con la fuerza de un imán.

El amarillo, invita a mirar.

Dicen del verde, color esperanza… pero, como bien cuenta Borges, es el amarillo lo último que se pierde.

Matías es joven, casi niño. Pero es su color, el que nos da las pistas de su madurez. A ella, no la definen los años, sino los deseos.

Desde una estrella, él, va a pintar el océano.

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12 x 12
diciembre 23, 2017|Entrevistas

12 x 12

12 x 12
Tiempo de lectura: 6 minutosTiempo de Lectura: 6 minutos

– I –

.ANA CRUZ ITURRIETA.

Perecer… resistiendo

 

Conozco a Ana, desde que eramos chicas, 8 o 9 años, no recuerdo; pero estoy segura de haberla visto en las fotos de mi primera comunión. No eramos tan cercanas, ni demasiado amigas, pero compartíamos un rasgo común: estábamos las dos, desteñidas o despintadas… eramos… descoloridas.  

La perdí de vista, y cuando volví a encontrarla, ella había cambiado de tiempo. No puede haberse mudado… no no, es más factible que haya inventado su propio tiempo. Con sus propios minutos y sus propios segundos: sus propias reglas. Si su tiempo es distinto, también su espacio lo es. 

Ana puede representar la realidad con una exactitud pasmosa. Tan estrepitosamente real es aquello, que no puede más que volverse fantasía. Quizás la de ese tiempo suyo, que inventó para sí. 

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